Monday, August 29, 2016

Concejala solicita que no se estigmatice a la Wak’a Katari

La Wak’a Katari en la denominada Curva del Diablo está dentro del relevamiento de lugares energéticos del municipio paceño. La concejal Beatriz Álvarez pidió que no se estigmaticen las prácticas rituales del lugar bajo los preceptos que no corresponden a la visión andina.

El miércoles pasado la Asociación Wak’a Katari realizó el traslado del Tío de la Curva del Diablo, debido a que las obras de ampliación de la Autopista La Paz-El Alto requieren el corte de la loma en la que se encontraba su altar. La imagen del protector de las causas desesperadas fue trasladada al bosquecillo.

Para el traslado se hizo un ritual para pedir permiso a la Pachamama por mover parte de la wak’a. La ceremonia fue acompañada con música alegre, baile y comida.

"Este sitio está catalogado como una wak’a, con un Apu y un Achachila (seres ancestrales). Obreros y otras personas dicen que vieron una víbora de tres cabezas u otras especies en las que la espiritualidad andina está representada”, dijo Álvarez.

La autoridad dijo que se debe explicar que la cosmovisión de los pueblos originarios de Los Andes hace referencia a lo impalpable. "Acudimos a esta práctica para solucionar los problemas que nos acongojan en lo íntimo de nuestro ser”, agregó.

Aclaró que dentro de estas prácticas nadie obliga a nadie a que participe o crea. Consideró que la denominación " Curva del Diablo” es errada.

"Por los preceptos de la religión católica y evangélica o protestante este lugar ha sido estigmatizado. Hay que explicar que en la religión occidental existe lo malo y lo bueno, pero en el mundo andino esta división no existe. Para nosotros hay un equilibrio”, sostuvo.

El Tío es la muestra de este equilibrio de convivencia y complementariedad entre las energías, para no estigmatizar lo malo o lo bueno, explicó.


"Es parte de una serie de rituales y ofrendas que forma el abanico de rituales del mundo andino que viene de civilizaciones prehispánicas. El Tío está entre las tradiciones mineras a quien se le da ofrenda y se le pide. Es el Achachila y el protector que no debe ser estigmatizado”, dijo.

La presidenta de la Asociación Wak’a Katari, Adriana Ramírez, señaló que la "estigmatización” a la que se refiere Álvarez se hace evidente en ocasiones en que se reúnen en esta wak’a. Asegura que muchas veces fueron víctimas de agresiones.

"La gente siempre viene a visitar el lugar los viernes por la noche y es cuando aparecen personas de grupos religiosos. Muchas veces sólo gritan desde el vehículo ‘¡Cristo vive!’, pero en muchas otras nos arrojan con barro, tierra, piedras y hasta orines”, relató.

Otros devotos dicen que los han amenazado hasta de muerte, algo que califican como "increíble, viniendo de personas que dicen ser muy religiosas”. "Es una lucha en la que aún vivimos para reivindicar nuestros rituales”, dijo la dirigente.

Afirma que a la zona llegan personas con causas desesperadas. Muchas de ellas establecen un contacto directo con la energía protectora del lugar sin la necesidad de un yatiri intermediario.

"Es un depósito de lágrimas de amargura, de quejas y de desesperación que a veces sin hacer una mesa encuentran la ayuda que buscan”, explicó.

La historia de la Wak’a Katari

Origen Los amautas dicen que la wak’a es más antigua de lo que es el altar que hasta el miércoles estaba en la tercera curva de la autopista.
Montaña La wak’a es parte de toda una cadena de lomas y piedras en forma de serpiente y sapos que fue partida en dos con la construcción de la Autopista en entre 1974 y 1977.
Altar La oralidad urbana señala que el primer altar fue creado por los obreros de la autopista al término de los trabajos en el sector para pedir perdón por la invasión del lugar.
2011 Ese año tras el hallazgo de un cadáver en el lugar se procedió a su destrucción.


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