Saturday, November 5, 2016

Los duendes, más que una leyenda en Tarija



En nuestra tierra chapaca los relatos sobre el duende para algunos ya han quedado en el recuerdo; sin embargo para muchos adultos mayores tienen un gran valor, sobre todo por los rastros que esta extraña criatura habría dejado.

La cultura tarijeña desde siempre supersticiosa ha creado mitos alrededor de este ser. Así, es inolvidable el año en que cientos de tarijeños se dirigieron al parque de Las Barrancas, debido a que en ese lugar había aparecido una mini ciudadela que poseía casas, aeropuerto e incluso estadio. Más tarde se dijo que se trataba de una obra de estudiantes de arquitectura y todo volvió a la normalidad.
Sin embargo, Las Barrancas no fue el único lugar donde se cree haber percibido la existencia de estas pequeñas criaturas. Se cuenta también que en los antiguos edificios la presencia de este personaje fue muy evidente. Tal es así que la dueña de la antigua casa ubicada en la esquina general Trigo y Domingo Paz, donde hoy está instalada una conocida juguetería, dice haber visto al pequeño individuo correr por su cocina.
Los vecinos relatan que en repetidas ocasiones se perdieron los panes que horneaba dicha señora. Pero además de las construcciones, los lugares descampados fueron también argumento de muchas historias. Los cerros erosionados de San Blas dieron mucho que hablar a los vecinos de la zona como también a cientos de jóvenes que acudían a dicho lugar a beber, alejados de la guardia policial.
“Estaba caminando a las nueve de la noche por el camino de tierra y vi a un pequeño hombrecito sentado y le pregunté qué hacía sin su mamá porque pensé que era un niño y cuando se iba a dar la vuelta me eché a correr porque sentí una rara sensación en el cuerpo”, afirma Agustina Jaramillo, una vecina de la zona San Blas quien también señala haber visto al duende en su horno de barro.
Empero, una historia más escalofriante es la que le sucedió a Fabricio, quien según su padre fue llevado por el duende cuando apenas tenía cinco años. “Desde ese entonces mi hijo ya no es el mismo, es un poco loco”, cuenta Gumercindo y recuerda que ese día ellos habían salido a su terreno a cosechar papa, cuando en un momento se percataron que su hijo ya no estaba jugando junto al árbol.
“Corrimos por todos lados, recuerdo que eran las tres de la tarde y luego de buscar por todas partes lo encontramos a las seis de la tarde llorando en medio de unos matorrales”, relata y agrega que el niño les dijo que había estado jugando con otro niño. Hoy Fabricio tiene 40 años, es soltero, introvertido y se niega a hablar sobre el tema.

Caracterización del duende
Según cuenta el escritor tarijeño René Aguilera Fierro el duende es un hombrecillo pequeño y gordito parecido a un niño o a un enanito travieso, forzudo y cuyas características principales son sus manos; una de fierro y la otra de lana. Además posee un gran sombrero de grandes alas que le cubre el rostro.
Algunos ancianos consultados afirman que se trata de un negrito o de un hombrecito de piel blanca, orejudo y de boca grande que gusta vestir ropas elegantes y colores vistosos. “Nunca camines solo por el campo”, es la advertencia que ellos hacen.
Un campesino de San Luis contó que una noche de 1985, cuando él iba a caballo con otro amigo vio saltar a un chiquito a la orilla del camino. Al ver esa figura en ese camino tan solitario y en horas tan inoportunas, ambos se extrañaron, bajaron el ritmo de los caballos para preguntarle hacia dónde se dirigía.
“Voy a hacer un mandado”, dijo el personaje. Pero a pesar de que apresuraban el paso, el chiquito los seguía a cierta distancia, con una habilidad increíble. Aquel espectáculo les puso la piel de gallina, tanto que ya no quisieron mirar hacia atrás. Cuando se animaron a dar la vuelta, el pequeño había desaparecido.

Los niños y los duendes
Definitivamente, no hay una sola persona en Tarija que no haya escuchado hablar de los duendes. Tanto que las madres amedrentan a sus niños con este tipo de frases: “Te van a llevar los duendes”. Pues según la leyenda se dice que la inocencia de los niños percibe más fácilmente a los seres mágicos.
Y, sin duda, el mito de los duendes afirma que estos persiguen más a los niños de corta edad, los engañan con confites y juguetes bonitos, así se los llevan de sus casas para perderlos. Si el niño no quiere irse, se lo llevan a la fuerza; aunque llore o grite.
Según Aguilera el duende aprecia a los niños principalmente a aquellos que no han recibido el bautizo. Escoge para jugar a niños de edades que oscilan entre los recién nacidos y los chiquillos de edad escolar. Se contaba que estos seres gustaban de llevarse a los bebés sin bautizar para dejarlos abandonados en lugares distantes, razón por la que se aconsejaba poner tijeras bajo la almohada del niño. Según se creía era el único objeto que ahuyentaba al duende.
“El duende se lleva a los pequeños mostrándoles regalos y juguetes. Riendo y saltando llegan a los matorrales y parajes solitarios. Empero ese buen humor dura hasta que el niño se pone insoportable y viene la pregunta: ¿Con cuál de mis manos quieres que te pegue con la de fierro o la de lana? Por su puesto los niños escogen la de lana. Y debido a los gritos alguien acude y rescata al niño”, cuenta Aguilera Fierro.
Los relatos de los tarijeños sobre esto expresan que varios niños fueron recuperados de entre los matorrales, lugares donde el niño no podría haber llegado solo. Los niños cuentan haber jugado con un enanito reilón que les obsequió dulces y juguetes. Se cuenta también que suele hacer finas trenzas en los cabellos de los niños, pero también en la cola de los caballos y vacas.
Algo muy parecido a esta historia le sucedió al hijo de Florentino Camacho. Sus padres lo buscaron por todos lados, se había perdido hacía dos días y fue encontrado en un matorral. Cuando se le pregunto cómo había llegado allí, dijo que unos hombrecitos muy pequeños se lo habían llevado, dándole confites y juguetes. Pero cuando estaban lejos, lo pellizcaban y molestaban. Mientras él lloraba, los personajes reían y bailaban.

A las jovencitas
Cuentan también en el Chaco que a las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de visita, las fastidian con órdenes o secretos malignos al oído, que hacen que el pobre joven se indigne y termine el noviazgo.
Si no está presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes y consejos, hasta que logran que no se realice el matrimonio. Durante el sueño, estos espíritus les ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta que las tornan sonámbulas. Así dicen que se han encontrado varias vagando lejos de su casa. “Van o vienen por determinado sitio sin darse cuenta ellas de tal acto, hasta que alguno de la familia o conocido las encuentra en estado de subconsciencia”, explica Justino, un habitante de Villa Montes.

CREENCIAS Y ALGUNOS
DATOS SOBRE LOS DUENDES

Las tijeras
En Tarija, cuando se tenía un niño recién nacido se acostumbraba poner tijeras bajo la almohada, pues éstas impedían que el duende se lleve al bebé.

Duendes de hogar
Los duendes domésticos prefieren habitar en los hogares o en sus alrededores. Muchos tarijeños afirman que cuando hacían pan en horno de barro siempre resultaban faltando.

Duendes dañinos
Si bien, en general, son considerados seres amistosos, también se dice que hay algunos duendes dañinos, incluso existe la creencia de que se llevan a los niños pequeños, sin bautizar, al bosque.
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