Friday, November 9, 2018

Cientos de creyentes festejaron a sus ñatitas

Margarita, Ricardo y Javier son las tres ñatitas que llegaron a la familia de Fraccides Quispe, quien reconoce que la fe es el principal factor que permite que más personas decidan atender a sus calaveritas o ñatitas, quienes ayer festejaron su día.

Como todos los años, no solo el comercio de flores, cigarros, coca, velas y refrescos o bebidas alcohólicas se apostaron en las puertas del cementerio “Héroes del Gas” en El Alto o el Cementerio General, en La Paz, los propietarios de locales próximos a estos camposantos también abrieron sus puertas con la finalidad de que el “preste” de las ñatitas se desarrolle como un gran festejo.

Quispe, mujer de pollera, reluce no solo por su manta bordada y su sombrero Borsalino, cuando habla, deja ver su estabilidad económica entre sus dientes, donde brillas las chispas de oro, metal preciado que se encuentran en sus anillos y las joyas que descienden de sus orejas.

Para ella la creencia de las ñatitas fue cultivada desde su madre, quien tuvo en su poder una ñatita y llegó a ser enterrada con ella a sus pies, por la relación de amistad que cultivaron, “siempre le pedían favores a la ñatita, desde sus comadres y les cumplía, es de acuerdo a la fe que tenemos con ellos. Desde niña recuerdo que mi mamá siempre tenía la calaverita, que era su sobrina y veía como le atendía todos los días”, indicó.

Quispe, luego de enfrentar problemas judiciales, empezó a acudir a los cementerios a pedirse de las calaveritas protección y una guía espiritual, “como tú ahora que llegas con fe a prenderte vela, a entregar tu ofrenda, un día ella la Margarita, estaba en el medio solita y una señora estaba sentada y con mi comadre nos hemos sentado a hacerle una ofrenda y al poco tiempo que llegaron mis familiares creían que era de mi la calaverita, nos hemos brindado, estábamos en la fiesta y pese a que las velas estaban adelante, me di cuenta que mis fustes (enaguas, ropa interior) se estaban quemando, de esa manera la dueña me dice, Fraccides ella (Margarita) a ti te ha mirado, te lo tienes que llevar, pero primero me compras cajas de cerveza para festejar la entrega”, recordó.

Desde hace 15 años que la ñatita Margarita comparte el espacio de su vivienda con Fraccides, quien luego de un tiempo identifica a los sueños como una forma de conexión con las ñatitas, no solo para ser protegida, sino sobre todo para evitar alguna tragedia.

Poco tiempo después su sobrina quien se dedica a la elaboración de polleras, solicita a la calaverita Margarita para evitar el ingreso de ladrones a su tienda, procedimiento que termina con el matrimonio de su ñatita, luego de que se presenta entre sueños un hombre alto, quien en la vida terrenal sería fotógrafo y abogado, quién llega a ser bautizado como Ricardo.

Finalmente un tercer episodio surge en su familia, es cuando un sobrino quien tenía en su vivienda una calaverita, que no era atendida debidamente, estaba ocasionando que su propietario se enferme, razón por la que nuevamente en un sueño se hace presente un joven a quien es ofrecido para ayudarla, “al día siguiente de ese sueño, el enamorado de mi sobrina me entrega esa calaverita que no estaba siendo atendida, se trataba de un joven a quien le puse el nombre de Hugo Javier”, recordó.

El hijo de Quispe, quien trabaja en el Brasil como periodista, es quien le reconoce como su hermano a la calaverita y le ofrece una pañoleta de roquero, con la cual ahora cada año le lleva hasta el cementerio “Héroes del Gas” para que las tres ñatitas celebren su día y compartan en un preste común la fiesta de las ñatitas.

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