Agosto es el mes elegido para las ofrendas, es en este período del año cuando la Madre Tierra “abre la boca”, a la espera de ser venerada con ofrendas que retribuyan los frutos que ofrece y los que dará en el futuro afirmó a EL DIARIO el sociólogo investigador David Juan Mendoza Salazar.
“Agosto es un mes que se llama ‘lacanpaxi’, que quiere decir el mes de la boca abierta, esta tradición tienen que ver con la costumbre de ofrecer ceremonias, no solamente a la Pachamama sino a las deidades tutelares, algunos hablan de los uywiris (criadores y protectores de la vida) que cuidan a la comunidad”, dijo.
Aclaró que según las regiones, los andinos denominan de diversas maneras a la fuerza espiritual que emana de los cerros y las montañas: achachilas, apus, uywiris mallkus. “Depende de un lugar con mucha energía, entonces la comunidad va a ese lugar a hace la ofrenda para darle a la Pachamama su reciprocidad, en términos de que está predispuesta a recibir una ofrenda de protección”, explicó.
MES ACIAGO
Mendoza aseveró que agosto es un mes aciago, un mes “k´encha” (de mala suerte), porque es donde hay muchos accidentes y porque las entidades tutelares esperan recibir ofrendas, por eso le dan su ritual, en acto de reciprocidad.
“Es el mes en que salen los seres malignos, en las comunidades y en las ciudades, el famoso kari kari (matador), personaje de leyenda que no está comprobado que exista, pero algunos han tenido su ataque en el mes de agosto, sale también el anchanchu, kate kate, entidades cuya existencia se reconoce en las comunidades porque hacn daño a las personas, por eso las comunidades no salen en las noches y hacen el ritual correspondiente”, apuntó.
Afirmó que esta tradición se ha extendido en todo el territorio boliviano y fuera de él, por lo que muchos habitantes del occidente emigraron de esas regiones.
WAJT’A
Ely Mamani, cuyo lugar de venta es la primera tienda en la calle de Las Brujas, en la calle Linares, casi en el centro de la ciudad de La Paz, señala que en estos últimos años las ofrendas que se realizan en la urbe paceña son principalmente para negocios, casas y centros de trabajo, aunque aseguró que los más creyentes prefieren hacerlo en las dos apachetas tradicionales de La Paz, la Cumbre ubicada en el ingreso a los Yungas y el Waraq’o, que está sobre el camino a Oruro.
Apuntó que lo que debe primar al ofrendar a la Pachamama es la fe y que se pueden llevar las mesas armadas para hacerlas pasar en la casa o negocios, los precios van desde Bs 20 hasta más, dependiendo del tamaño del sullu (feto) de llama.
Cabe recordar que en 2015, la Cámara de Diputados de Bolivia aprobó un proyecto de ley para prevenir y sancionar el maltrato de animales domésticos que, al mismo tiempo, permite su uso y sacrificio en medicina tradicional y rituales ancestrales.
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