Monday, April 21, 2014

Comunarios probaron su fuerza y destreza en rodeo chapaco

A comparación de comunidades como Tablada Grande, Rancho Norte, San Andrés y San Jacinto Sud entre otras que participaron en los concursos realizados en el campo de la Batalla de La Tablada en el rodeo chapaco, Monte Cercado se llevó los mejores premios, gracias a la fuerza de sus representantes especialmente en el concurso de la cuarteada.
El campo de la Batalla de La Tablada, se convirtió en un escenario de fiesta, juegos, música y concursos, donde los asistentes disfrutaron de comidas regionales preparadas por los comunarios del lugar, como así de las actividades que fueron programadas para la jornada.
Desde las 06:00 horas, los comunarios se prepararon con los platos típicos de la región para atender a los visitantes, el aroma de las comidas se sentía desde la rotonda previa al campo de la Tablada.
[Platos tradicionales como el lechón a la cruz fueron puestos a la venta por los comunarios.] El cielo encapotado permitió que la jornada estuviera acorde con las actividades preparadas. La asistencia de los visitantes se fue sintiendo por la tarde, cuando iniciaron los concursos como la carrera de caballos, la cuarteada, la gallina enterrada, entre otros que realizaron durante el día.
El interés y atracción de los visitantes fue en el momento que realizaron la cuarteada, como también el momento de la carrera de caballos, que congregó a los presentes, quienes con aplausos y gritos instaban a los competidores a ganar.
La cuarteada en la que participaron las mujeres, fue el momento de gritos de fuerza para las competidoras, quienes sin dejar de descansar jalaban de un pedazo de carne de res para llevárselo consigo.
Otro de los atractivos fue de la cuarteada a caballo, en la que los jinetes montados empezaron a jalar el pedazo de res para ver quien tenía más fuerza y así llevárselo.
[En uno de los juegos tradicionales el concursante que tiene los ojos cubiertos por una venda, debía pegar con un palo a la cabeza de la gallina, el resto del cuerpo del animal era enterrado.] En este tipo de actividades no faltó el juego de “pegarle a la gallina”, el que consiste en tapar los ojos con una pañoleta al participante, a quien le entregan un garrote o un palo para que busque al animal y pueda llevárselo.
Para que la gallina se mantenga quieta, se entierra su cuerpo dejando sólo la cabeza fuera, el animal durante el juego está vivo, este juego contó con la participación de hombres, mujeres y niños.
Durante la jornada, los juegos estuvieron acompañados por música tradicional tarijeña a cargo de grupos como “Los amigos” entre otros que resaltaron en el evento.
La carrera de la sortija contó con la participación de 6 concursantes, juego que consiste en que el jinete debe insertar una lanza a una sortija que está colgada entre dos palos o postes.



Tarija recobró sus tradiciones en mes aniversario

Durante las diversas jornadas del mes de abril, en el que se rememora a los mártires y se celebra la victoria del 15 de Abril mediante la que Tarija logró su independencia hace 197 años, recabamos imágenes que en resumen nos muestran que pese a la contemporaneidad, se preservan aún las costumbres de antaño para transmitirlas a las nuevas generaciones.

Sin duda el presente mes estuvo lleno de actividades diversas que organizaron las entidades, pero los protagonistas fueron los ciudadanos, desde el niño que participó en el desfile escolar hasta el comunario campesino que se subió a su corcel e izando la bandera rojo y blanco partió hacia la orbe para mostrar su patriotismo.
Más allá de todos los actos simbólicos realizados por políticos y la milicia, se denotó en el aire el civismo que perdura en cada tarijeño, con cierto sabor de esperanza para días mejores, es por eso que la presente edición, rescata esos momentos de amor a Tarija, que corroboramos mediante imágenes logradas por nuestros fotógrafos, a manera de rendir un homenaje a esta tierra.

Saturday, April 19, 2014

La tradición de los voladores pervive pese al paso del tiempo

Mucha gente, principalmente las personas mayores, tuvieron en su época de niñez o juventud, la oportunidad de dirigir un volador, juguete liviano que se hace volar con ayuda del viento. Esta tradición pese al paso inexorable del tiempo pervive y se pone de manifiesto, principalmente en esta temporada.

Al tener este objeto en la mano, muchas veces uno se siente libre como el viento, pero también existe el desafío para conducirlo de manera adecuada y que el volador alcance la mayor altura posible, por eso se utiliza todo un tubito de hilo delgado para que el artefacto sea maniobrable.

Lo ideal es que el volador sea dirigido en campo abierto o en los lugares más altos, para evitar que se tengan encuentros inesperados con cables de energía eléctrica o postes. Es toda una experiencia levantar un volador en el firmamento, tradición que pese al paso del tiempo no se ha perdido y aún perdura ese legado ancestral.



CERRO CERRATO

Uno de los lugares donde se encuentran estos juguetes es el cerro Cerrato, sitio donde está el Sagrado Corazón de Jesús. Allí está don Miguel Del Carpio de 64 años, que es ahora el encargado de ofrecer a la ciudadanía los voladores y quien heredó el arte de construirlos de su papá y abuelos, Asencio Zabala y Víctor Del Carpio.

"Ellos eran mis abuelos y aquí arriba no hemos perdido la tradición que lo hacemos cada año y en esta época. Antes se lo hacía pasando Todos Santos, pero como toda la generación ha cambiado ahora se hace en esta temporada y nosotros los nietos seguimos la tradición, también hacen los vecinos", explicó.

Argumentó que la construcción de los voladores tuvo una evolución, antes se hacía de papel de seda y madera, o las conocidas "bambuchas" con figuras en forma de estrellas o de acuerdo a la imaginación del constructor, como Batman.

Indicó que ahora es más fácil hacer los voladores de plástico, porque duran más y su vuelo es más fácil.

"Los voladores aquí en el Sagrado Corazón de Jesús son una tradición, a partir de las cinco o seis de la tarde cuando empieza a oscurecer algunas personas lo sueltan, porque se tiene la creencia que Cristo va a resucitar. Es una tradición desde mis abuelos", argumentó.

Thursday, April 10, 2014

Tarija Municipio presenta Festival de Voladores y juegos tradicionales

La Oficial Mayor de Fomento a la Cultura y Producción, Cira Flores, informó que hoy a partir de las 10:00 horas, en la plaza de los Héroes del Barrio Senac se llevará a cabo el Festival de Voladores, mismo, que busca promover los juegos tradicionales de la ciudad de Tarija.

La actividad forma es parte del programa en homenaje al día del niño.
“Con la finalidad de estimular los juegos tradicionales que se realizaban en pasados años, vamos a realizar un Festival de Voladores, donde esperamos que participen varios niños del barrio Senac y de los demás barrios”, dijo.
Asimismo, hizo conocer que hoy a partir de las 19:00 horas, en el frontis del Concejo Municipal, también se da inicio a las actividades en homenaje el día del niño, con la presentación de la película: “Sigamos Jugando”, producida por la familia Alcoba. “Durante la actividad se hará un reconocimiento a los niños y a los directores de la película”, mencionó.
Del mismo modo, en la fecha también desarrollaran actividades en la Plaza Abaroa en coordinación con las unidades educativas cercanas al barrio, donde se va llevará adelante una carrera del embolsado, el juego del trompo, la pepita y la tuncuna, “en el barrio Abaroa las actividades comenzarán a las 10:00 horas”, indicó.
Al señalar que entre otras actividades, asimismo se realizará los juegos tradiciones con estudiantes de las diferentes unidades educativas en la biblioteca del barrio Luís Espinal, con el objetivo de recuperar, preservar y difundir los juegos de antaño.
“Invitamos a todas las personas para que puedan participar de esta interesante actividad incluyendo a las personas de la tercera edad para que recuerden los juegos de antaño y los niños para que vean que no sólo la tecnología nos permite desarrollar la creatividad, sino más al contrario recuperar estas juegos es dar a conocer los juegos saludables que existían cuando no había tecnología el concejo municipal”, manifestó.

Wednesday, April 9, 2014

Organizan Caballada de la Tradición Tarijeña

Con el objetivo de promocionar, difundir las costumbres y tradiciones, el municipio de Cercado programó para el 15 de abril, la segunda Caballada de la Tradición Tarijeña, a efectuarse en la Avenida de Integración. Asimismo, se realizará el III Festival del Chanchito a la Cruz.

El asesor cultural del Municipio de Cercado, Juan Flores, informó que los visitantes podrán apreciar desfile de caballos de paso, demostración de habilidad, así como carreras de caballos, en las categorías criollos y mestizos.
“Los participantes podrán realizar apuestas en el marco de las tradiciones y costumbres de la región”, dijo.

Sunday, April 6, 2014

Comunidades altiplánicas conservan su historia y tradición a partir de la música

Desde sus inicios, la música como el lenguaje han jugado un papel muy importante en el desarrollo de todas las comunidades del altiplano del departamento de La Paz, convirtiéndose en una forma de describir y relatar el mundo y los hechos, para luego dar testimonio a las futuras generaciones de manera funcional y de socialización dentro de sus rituales, explicó el etnólogo Javier Molina.

En este contexto, la música se ha utilizado no sólo para la descripción sino que desde siempre a acompañando la vida diaria de los habitantes, que en algunos lugares aún está regida por el ciclo ritual agrícola, que marca el ritmo de la vida no sólo del hombre sino de todo aquello que tiene vida incluida la música, los instrumentos y la ejecución de los mismos.

"La música, dentro de la comunidad, no es vista desde un punto estético y de consumo, sino como parte de los acontecimientos importantes en los que todos participan y tienen un lugar o una función, y es por eso que existe un instrumento para cada época y un ritmo para cada ocasión", señaló el etnomusicólogo Filemón Quispe.

La música tiene una época que corresponde a las diferentes épocas del calendario agrícola, como las tarkas, pinquillos, mohoseños, ocarinas o todo aquel que tenga "pico" (boquilla), pertenecen al "Jallu pacha", época de lluvias o época de la mujer, por representar la fertilidad de la tierra y de la cosecha, razón por la que los bailarines y músicos se adornan con flores y frutos.

Esta época también es la de la formación de parejas nuevas, que comienza con Todos Santos, tiempo en el que se hace el cambio de instrumentos y música, para melodías más festivas con las que los jóvenes se conocen.

“Son varias las festividades que son acompañadas de música y que describen en su interpretación y su danza una ritual, y se transmiten de generación en generación. Una de las más conocidas es el Anata que conocemos como carnaval, donde tocan tarkas y mohoseñadas, donde los bailarines y músicos están adornados con flores. Representa el afloramiento de las siembras y la cosecha de las mismas, los pinquillos tienen otras características y acompañan a la formación de nuevas parejas de jóvenes que se conocen en esta fiesta. Luego de la cosecha acompañara también la repartición de nuevas tierras a los nuevos matrimonios”, manifestó Quispe.

Entre otros ejemplos, está la Phuna que es característica de Copacabana, donde los jóvenes hacen competencias entre comunidades, esta se da con el primer fruto o la primera flor de la papa que es challada en los mismos surcos, por lo que en representación del ritual, este ritmo se baila en filas de uno, simulando el paso por los surcos.

También en Puerto Pérez se ve el Chayaway Anata que se da y coincide con la challa de los ganados y las tierras. Los ahijados van a visitar a sus padrinos con esta música, con una tonada exclusivamente social. Al igual que waycheños que suenan después de la cosecha, por abril, anuncian una nueva distribución de las tierras.

“Estas ceremonias, en los últimos años, ha tomado otro color, ya que antes por la forma de producción, se redistribuía la tierra para que una parcela descanse mientras otra producía, sin embargo ahora la tierra produce todo el tiempo, así que se ha perdido parte de la ritualidad y con esto también ciertas melodías", manifestó el recopilador de música étnica, Eulogio Yari.

De la misma forma, con la fiesta de 3 de Mayo o de la Cruz del Sur comienza el descanso de la tierra y con ellos la época seca o época del varón, donde se cambiara de instrumentos, por aquellos que están hechos de caña, como el siku o las quenas.

"Se interpretan los instrumentos de tubos abiertos, la noche de tres de mayo es una de las más importantes, hay músicas en todas las comunidades, en Charazani están los kantus, ritmo cadencioso que se identifica por su armonía de quintas paralelas y sincopa, en la provincia Camacho tenemos el sikuri mayor o sikuris de italaque", manifestó Yari.

Según el investigador fuera del departamento de La Paz se tiene una de las fiestas más importantes de la época seca en el norte de Potosí, la del tinku o encuentro en la que las comunidades salen con música de jula jula, sikuras y roleanos, que desatará una pelea entre comunidades, donde se da el robo de las muchachas, quienes tendrán cintas de colores y espejos en su sombrero para encandilar a los hombres.

Muchas de estas festividades han ido desapareciendo con el desarrollo de las comunidades y sus nuevas formas de economía, que han dejado de lado la agricultura, sin embargo, por su transmisión han migrado hacia las ciudades cambiando su ritualidad.

El señor de Bombori elegido por el rayo

Mi nombre es Juan Carlos Escobar, pero me conocen más como Don Santiago. Tengo un don especial. La gente confía mucho en mí”. Así se presenta el famoso Señor de Bombori, un jampiri o médico tradicional de 51 años que creció en la ciudad potosina de Llallagua y que lleva 25 años viviendo en Cochabamba. Su nombre “comercial” es el del famoso santo milagroso patrón (de entre muchos otros lugares) de Bombori, un pequeño pueblo de Norte Potosí al que muchos sanadores acuden cada 25 de julio, día del Apóstol, a recibir su bendición. “Voy a pedirle al Tata que me dé el poder de curar a la gente”, cuenta el curandero.

Está sentado ante una mesa cubierta con una lámina de cristal bajo la que hay un aguayo. Tiene encima una imagen de Santiago Matamoros en plena acción: montado en su mítico caballo blanco, que trata de aplastar con sus patas a un seguidor del islam. Las paredes del cuarto están cubiertas por completo con aguayos sobre los que cuelgan cuadros del Sagrado Corazón de Jesús, imágenes marianas y de la última cena bíblica; una foto del Presidente de Bolivia; amuletos andinos de piedra, como la chacana, y hasta una wiphala. A un lado hay algunos símbolos de otras creencias religiosas como un buda sonriente al que, desde la esquina de enfrente, parecen devolverle el alegre saludo cuatro ñatitas o calaveras, tres de ellas con gorro.

Sobre una estantería hay potes de diferentes tamaños indicados para diversas dolencias del cuerpo y del alma, ya sea dolor de riñones o mal de amores, y velas de cera roja en forma de pareja, bolsitas para hacer sahumerios, algo que parecen confites, hierbas, alcohol...

Ésta es su oficina, contigua a la sala de espera donde suele haber bastante gente. Está dentro del complejo de su casa, en Sumanpaya Sur, en el kilómetro ocho de Cochabamba en dirección a Quillacollo. Tiene un gran patio con pasto, algunos árboles frutales, varias jaulas con pájaros de vivos colores y una pequeña piscina.

El don siempre ha estado con él. Dice que desde niño se le dio bien curar a los bebés. Y, a los 12 años, recibió una clara señal de que él tenía algo especial. “A mí me agarró el rayo”. En su mano derecha se nota el efecto de la descarga: está abultada y le falta un pedazo del dedo meñique. “Mucha gente me besa la mano cuando la curo”. Se levanta la camisa naranja con adornos de colores tipo aguayo en el cuello y en las mangas y el chaleco, también del estilo de las telas típicas del altiplano, para mostrar otra cicatriz, en el lado derecho del tronco. De aquella experiencia solo recuerda que la vivió como un sueño, que se sentía como si le hubieran quemado y que pasaron cinco horas hasta que lo llevaron ante un médico. Después, se puso a ayudar a un curandero de Llallagua y con él aprendió parte de lo que sabe.

“El Señor de Bombori, caído del cielo”, respondió el taxista que nos trajo hasta aquí cuando le preguntamos si conocía al curandero. “Le faltan tres dedos”, nos comentó mostrándonos la mano derecha. “Y es carero...”. Lo de los dedos era una leyenda urbana. Lo del precio de sus servicios... no está lejos de la realidad: el costo tiene un número de tres cifras que se acerca a una cantidad de cuatro dígitos. “Siempre he ayudado a la gente pobre”, dice. Ha aumentado el importe, explica, porque el material que usa (azúcar, velas, etc.) se ha encarecido en los últimos años. Además, el tratamiento que ofrece no es cosa de un rato: puede durar hasta un mes. Primero, don Santiago lee en la coca cuál es el problema de la persona. Muchas veces los pacientes son víctimas de alguna brujería, dice. Muestra un pequeño ataúd que adentro tiene un muñeco atravesado por numerosas agujas. Él mismo lo desenterró de un cementerio. Luego, hay que hacer una limpia con una khoa (tiene una kohería) y bañar al “enfermo” con hierbas como la ruda, la retama y el romero, que eliminan el embrujo. Eso lo hace en otra sala de paredes y suelo de azulejos y techo de vigas llena de imágenes religiosas, como un antiguo Cristo negro. En el piso de azulejos hay un rectángulo: es ahí donde el curandero baña al paciente, cuando es varón, o bien lo hace su esposa, Rosaura, quien también tiene don, si se trata de una mujer. Cuando es un matrimonio, ambos lavan a la pareja.

La imagen de Justo Juez, que ayuda a sacar a presos de la cárcel; el Niño Divino; Judas Iscariote, para encontrar lo que ha sido robado; las vírgenes de Urkupiña y Copacabana; José Labrador... son algunas de las efigies divinas del cuarto donde hace las sanaciones. También están Prudencio y Romualda Canaviri, dos ñatitas metidas en una urna en la que hay pequeños papeles con peticiones y algunas velas que les ponen los creyentes. Pero entre todas las figuras, don Santiago reza frente al Cristo crucificado de piel oscura, que está colocada hacia el Este: “Oh, poderosa cruz de Caravaca...”, comienza la oración.

También acude a la casa del paciente para hacer una mesa ritual, colocar rosarios, herrajes hembra y macho tras las puertas, enterrar una olla de barro con cuchillo y tijera...También mata una gallina negra para que se lleve a la tumba el maleficio.

Dice que hasta él llega gente de todo el país. Por eso está terminando de ampliar su complejo con un pequeño alojamiento. Además, la piscina servirá para hacer hidroterapia, ofrecerá sesiones de fisioterapia y tendrá un laboratorio de medicina tradicional, actividades que desarrollarán sus dos hijas mayores (tiene seis hijos y otro en camino): una es bioquímica y la otra fisioterapeuta. La idea es hacer una especie de hospital. “Estoy bien acreditado”, lo afirma mientras saca de un maletín diplomas y carnets: títulos de médico tradicional concedidos por la Universidad Mayor de San Simón, certificado de preparación de khoas, acreditaciones y documentos de asistencia a congresos...

Santiago y el rayo

Cuentan las crónicas coloniales que, durante la conquista del Cusco, Francisco Pizarro y sus tropas pidieron ayuda a Dios y su respuesta fue un rayo que trajo al Apóstol Santiago para luchar contra los incas. Desde entonces, los pueblos originarios de la zona identificaron al dios Illapa (deidad de la lluvia, el rayo y el trueno) con el santo patrón de España.

Amautas, kallawayas y yatiris consideran que recibir un rayo o nacer con los pies por delante o con alguna malformación son señales de que una persona es elegida para ayudar a los demás. Y, por los años que lleva haciéndolo y porque hay que llamar para pedir consulta, parece que a don Santiago se le da bien. Es cuestión de fe.


El primer viernes: Un ritual de encuentro con las deidades

Muchas personas tienen la creencia del primer viernes, como un hecho ritual de agradecimiento y de petición de buenos augurios, para el trabajo, los negocios, viajes y otros. Sin embargo, va más allá porque si se lo hace con fe, llega a ser un encuentro con las deidades andinas y los cuatro elementos que son parte del Planeta Tierra, fuego, aire, agua y tierra.

Este hecho simbólico se vive cada primer viernes en el domicilio del artista escultor, Gonzalo Cardozo, donde asisten visitantes de toda índole, extranjeros, folkloristas, artistas, periodistas y otros que viven al máximo ese momento que se convierte en un momento mágico, espiritual y de renovación de la energía.



RITUAL

Cardozo hizo de amauta o jefe que presidió la ceremonia, que se inició pidiendo permiso a los cuatro puntos cardinales, quemando incienso para purificar el ambiente. Simultáneamente, los asistentes acullicaban la hoja de coca, parte componente del ritual. Delante del amauta, una mesa blanca o k’oa sobre un ara, la cual fue ch’allada por todos los asistentes con alcohol, por las cuatro esquinas de esta ofrenda, asimismo, se colocaron cuatro hojas de coca, cada una representó una intención o petición.

También se puso la hoja milenaria, que recordó a los difuntos y a los amigos ausentes a la ceremonia. Esa acción se la hace con la mano derecha o izquierda, pero siempre hacia el cuerpo de la persona que hace ese ritual.

Ese simbolismo fue en agradecimiento por la vida, la salud, amigos, familia, casa, dinero y otros. Una vez que se terminó de colocar las hojas, se procedió a endulzar la mesa, para ello se sirvió vino oporto que pasó de una persona a otra completando el círculo, hasta que se termine el elixir.

Luego, el j’achu o acumulación de la hoja de coca masticada y retenida en la boca, deber ser botada al fuego que se prepara para quemar la k’oa, porque en la coca masticada está el espíritu, que se impregnó con los pensamientos de una persona, solicitudes, agradecimientos y por ello se dice que la coca lleva toda la energía de la persona.

Posteriormente, Cardozo explicó que el material más antiguo de la Tierra es la piedra, y con el tiempo fue incorporada en los rituales, representada por una pequeña esfera de piedra que simboliza el planeta Tierra que está en las manos de cada persona que participa del ritual. La idea es reflexionar para cambiar de actitud para preservar la única casa que tenemos.

Las esferas están alrededor del fuego preparado y se presta a cada una de las personas que participan del acontecimiento. El jefe de la ceremonia ch’alla a los cuatro elementos del planeta, tierra, aire, fuego y agua.

Una vez terminada con las peticiones, se devuelven las esferas a su lugar y el amauta, coloca la mesa u ofrenda, volcada al fuego, mientras tanto, todos los participantes le dan la espalda al fuego para escuchar su mensaje. Tras unos minutos, todos cierran un círculo alrededor de la mesa agarrados de las manos, que están cruzadas unas con otras, que representa la comunión y ritual a la Pachamama. Luego vienen los abrazos entre todos los participantes quienes desean que la ofrenda colocada haya sido "en buena hora".

Para dejar que el fuego consuma la mesa o k’oa, todos los presentes se dirigen hacia otro ambiente, sin darse la vuelta para que todos los deseos solicitados se cumplan.