Una tienda de telas, ubicada entre la avenida 6 de Agosto y Fernando Guachalla de La Paz, atesora el calendario Argote, uno de los más antiguos y conocidos en Bolivia. Durante sus 127 años de existencia no perdió su esencia y su alcance nacional e internacional. Actualmente tiene un tiraje de 50.000 ejemplares anuales, de los cuales más de la mitad son destinados al área rural.
El primer ejemplar comenzó a circular en 1888. Desde entonces la edición ha pasado por las manos de cinco generaciones. A su creador y fundador, Ismael Argote, le siguieron en la iniciativa Gerardo y Humberto, después de un tiempo Eduardo y actualmente el editor es Willy, quien conversó con Página Siete para narrar los momentos más destacados de esa iniciativa familiar.
"El almanaque Argote tiene más de un siglo de vida. Lo que en un principio fue una tradición familiar, hoy, gracias al esfuerzo de toda la familia se ha convertido en una tradición nacional. Siempre fuimos y seremos diferentes. Por ejemplo, nuestro enfoque educativo, religioso y cultural da fe de ello”, dice Willy, quien heredó la tradición hace 35 años.
Las calles de la ciudad de La Paz fueron el escenario principal de distribución del calendario. En la esquina conocida como El Ahorcadito, hoy Evaristo Valle y Tiquina, una persona no vidente pregonó durante varios años la venta del almanaque. Es así que luego del "éxito” que tuvo en la sede de Gobierno, se lo difundió a todos los departamentos de Bolivia y a países como Argentina, Perú y parte de Brasil.
Una historia de amor inició la tradición
Antes del siglo XX, en la ciudad de La Paz los calendarios Argote y Vila formaban parte de una lucha tenaz por cuál de los dos conquistaba el mercado paceño de forma más efectiva. Para cumplir con ese propósito, la familia Argote trazó la estrategia más efectiva que le permitió permanecer en el mercado durante más de un centenario.
Willy cuenta que los calendarios Argote y Vila perfilaban a tener mucho éxito, este último llamado así por el apellido de su fundador, Cosme Vila. La clave para que alguno de los dos permanezca en el tiempo estaba centrada en la existencia de un libro que contenía santos de la religión católica, que estaba en poder de Vila.
"Un día Ismael le pidió a su hijo Gerardo que enamoré a una de las hijas de Cosme Vila y así fue. Luego de una época en la que fueron novios, Gerardo le pidió a la muchacha que le preste el libro de donde su padre sacaba los santos para elaborar su almanaque, la muchacha accedió y le dio el libro. Entonces el señor Vila dejó de hacer calendarios y eso generó una pelea entre las familias. Después de un tiempo ambas familias volvieron a restablecer relaciones”, relata.
Actualmente se desconoce el paradero del libro. Lo único que se conoce es que en algún momento llegó al poder de Gerardo otro libro, cuyo contenido está centrado en los santos de la religión católica. El texto se encuentra en poder de Willy, quien lo resguarda como un "tesoro”, cuyo destino quiere transmitir a las futuras generaciones.
Los factores que marcan la diferencia
Cuando el empresario de la imprenta paceña Ismael Argote creó el calendario que hace honor a su apellido, se lo imaginó con diferencias sustanciales respecto a los convencionales. Las características distintivas son tres: rostros de todos lo presidentes de Bolivia, imágenes con diferentes temáticas nacionales y el santoral de la religión católica, presente en cada día del año. Su sola presencia despierta en las personas adultas recuerdos y en los jóvenes una lógica curiosidad.
"Lo más importante de este calendario es el texto que tiene, porque ahí se encuentran todas los fechas cívicas, feriados nacionales y religiosos y fases lunares. Pero lo principal es que en cada día está el santoral, para que las personas sepan el nombre que deben colocar a sus hijos, por supuesto, si lo desean; esta tradición es más frecuente hacerla en el campo”, explica.
La principal fuente de información del santoral es un "secreto industrial”, dice el editor. La próxima edición estará dirigida por Rodrigo, hijo de Willy, quien ya aceptó la responsabilidad de continuar con la tradición familiar.
El editor explica que quienes más compran el calendario son las personas que habitan en el área rural, pues siguen las fases de la luna para sembrar, regar y cosechar sus productos agrícolas. "Por ejemplo, el 11 de abril de este año la luna está en cuarto menguante, eso quiere decir que es buena fecha para sembrar alimentos que crecen bajo tierra”.
El marco del calendario está diseñado con los rostros de los presidentes de Bolivia, que según Willy fueron incluidas para beneficiar a los niños y jóvenes que asisten al colegio. Apunta que con frecuencia en las unidades educativas se pide información sobre los primeros mandatarios y, también, sirve para adquirir conocimientos de cultura general.
Las imágenes con temáticas nacionales cumplen con el objetivo de difundir atractivos turísticos de los nueve departamentos de Bolivia.
"En el almanaque 2015 tenemos imágenes del teleférico de La Paz, de la Virgen del Socavón de Oruro, la Laguna Verde de Potosí, el Cristo de la Concordia de Cochabamba, entre algunas que tenemos en la edición”, detalla Argote.
El Centro Cívico Unidad y Progreso Illimani entregó el Illimani de Plata a la familia Argote, como reconocimiento a la tradición familiar y nacional del calendario Argote, que permanece vigente por más de un siglo.
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