Saturday, December 24, 2016
El encanto de la Tarija de antaño renace en Navidad
En la Nochebuena, miles de familias tarijeñas esperan que el reloj marque las 00:00 del 25 de diciembre, para darse un abrazo fraterno lleno de esperanza y amor por el nacimiento del Niños Jesús.
Este espíritu navideño reluce con los adornos multicolores en las plazas y parques de la ciudad, seguido de las tradicionales trenzadas.
Las horas pasan y con ello aumenta el nerviosismo de los ciudadanos, quienes ajetreados hacen sus compras para la cena de navidad y para el mismo 25 de diciembre, pero lo que algunos no ven es que la ciudad tiene lenguaje propio. Así se observan pesebres, palos de trenzar, luces y muchas otras decoraciones.
Según el escritor René Aguilera Fierro, la trenzada, es probablemente una de las costumbres más antiguas de Tarija y aunque ha ido evolucionando mantiene sus bases ancestrales en cuanto a su riqueza espiritual, colorido y esencia del ritual.
En la actualidad, se ha modificado un tanto la presentación religiosa, quizás como consecuencia de los artificios plásticos y de la propia electrónica, asimismo, por la idiosincrasia que prevalece en la época. No obstante, se conserva la diversión, ingenuidad en los niños y confraternidad entre ellos.
En torno al “palo de trenzar”, tomados de una cinta, se rinde culto al Niño Dios, hoy y como lo fue ayer, los pequeños disfrutan viendo y participando de la danza. En estas reuniones se ganan amigos y conocidos. Es un motivo para que los padres de familia acompañen a sus hijos a estos lugares.
Arreglos de nacimientos
Otra costumbre que renace en Tarija es el arreglo de nacimientos. Se trata de una práctica tan antigua como la fundación de la ciudad de Tarija, puesto que con la llegada de los españoles a América, llegó también la religión con todos sus ritos y costumbres.
De acuerdo a la historia de Tarija, al asentarse en la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa en 1574, las damas enseñaron a sus niños el arte de los arreglos de nacimientos del niño Jesús, pesebres sencillos, hermosos y adecuados a las condiciones de vida de sus moradores.
Por mucho tiempo se trataba de molduras y tallados que llegaron de España junto con los diversos adornos de la época. El arte de hacerlos fue paulatinamente transmitido a los criollos y nativos, quienes a su vez introdujeron elementos de su propia creatividad y gusto.
“Eran famosos los Niños provenientes de España, tallados en cera de castilla, los de Portugal y luego vinieron a reemplazarlos los niños provenientes de México y del Perú, estos últimos se difundieron rápidamente por todo el Continente. En la actualidad es raro encontrarlos y su posesión es motivo de orgullo y jactancia hereditaria”, explica Gabriela Palacios, tarijeña de 50 años.
No obstante, el criollo aportó en la medida de sus posibilidades y aptitudes -primero alentados por los sacerdotes y luego por propia iniciativa- los niños tallados en madera, piedra y arcilla, siendo tan pocos, sólo existen como piezas de colección o de museo.
Sobre los arreglos de nacimientos de niños, cuenta que antiguamente se acostumbraba instalarlos en un ambiente de la casa, donde se oraba y se adoraba mediante la expresión de danzas cantadas, las que se conocieron como Villancicos Navideños, ejecutadas por niños y niñas.
Estos arreglos consistían en una humilde cuna de paja, instalada dentro de un establo de madera, en la que velaban al niño Jesús los tres reyes magos, Baltasar, Melchor y Gaspar, María y José, además de varios pastores con sus animales domésticos y salvajes.
También se colocaban frutas como duraznos verdes, uvas, choclos y albahacas. Sobre la cuna, el Niño Jesús observaba en el cielo una áurea estrella con una estela de luz amarilla, posteriormente aparecieron las estrellas de color dorado o plateado a manera de cometas.
“En torno a estos personajes y animales, se decoraban los detalles del nacimiento del Niño Dios, pudiendo estar los arreglos sobre una mesa o en el suelo, donde se acondicionaban las macetas con plantas, gajos de sauces y chacras, arreglos que iban desde los pequeños hasta los gigantes”, detalla María Farfán, tarijeña de 60 años.
Relata que algunas veces, cuando el tamaño del Niño-Dios lo permitía, era vestido con elegantes batas confeccionadas con finas telas, bordadas con hilos de oro y plata. Incluso, dice que hubo épocas en las que la comuna tarijeña auspició concursos de arreglos de nacimientos, lo que incentivó e incrementó la creatividad popular.
Esta costumbre persiste en la actualidad, pues desde tiempos lejanos en ciertas familias se arreglan nacimientos por tradición y devoción. La visita por lo general está reservada a la familia y a los amigos más íntimos, antiguamente muchos de estos Niños eran provenientes de España o del Cuzco (Perú).
Lo interesante de los arreglos de nacimientos, es que en su mayoría estaban dedicados a las adoraciones, cuyos horarios variaban, pero generalmente se iniciaban por la tarde, a fin de aprovechar la luz del día, luego se hizo extensivo a horas de la noche, lo que se combinaba con las trenzadas.
“El espectáculo era siempre el mismo, el guitoneo de las trenzas y las filas de los chicos y chicas a fin de reservarse un espacio en el ruedo”, detalla el escritor René Aguilera Fierro.
Las adoraciones
En épocas pasadas, los dueños de casa, tanto del campo como de la ciudad, ofrecían convites a los niños que adoraban y trenzaban, sirviéndoles a los pequeños alojas, pelones u otros refrescos, también leche, a veces con chocolate y masitas, mientras que a los mayores se les invitaba mistelas de variados gustos y colores, así como “leche de tigre”, “néctar”, preparados con leche y singani. El singani hasta el año 1932 se lo conocía en Tarija como Pisco.
En el campo prevalecía la chicha de maíz. Los anfitriones, asimismo, preparan almuerzos o cenas a sus invitados más allegados a fin de que el acompañamiento se prolongue durante el día o de la noche.
Entre los arreglos de nacimientos del Niño Jesús, se tenían los altares y grutas. Adornadas con sedas, detalles agradables a la vista como siembras de pastos, trigo, cebadas, flores, hortalizas y frutas de la época. Bien vale recordar que se llegaron a preparar nacimientos en vivo, con personajes y animales reales del tamaño natural, luego también se teatralizó al aire libre el traslado de la Cruz y la crucifixión de Jesús.
Misa de gallo
Cuentan que la noche del 24 de diciembre era muy especial, por ello la gente se acostaba a dormir temprano a fin de despistar a los niños pequeños y dejarlos dormidos, mientras se asistía a misa de media noche. Tal era el caso de los barrios populares, ciudades como Yacuiba, Villa Montes, Bermejo y pueblos intermedios.
En ciertos sectores de la población de Tarija era costumbre esperar la llegada de la Navidad, por ello, se hacía vela con arreglos y trajines a manera de espera, luego se trasladaban los adultos, acompañados de los jóvenes y de algunos niños a la iglesia a fin de escuchar la “Misa de Gallo”, las calles oscuras y no siempre bien conservadas, hacían que los devotos “reandaran” su ruta acostumbrada a objeto de no tropezar con piedras y aceras mal niveladas.
“El llamado a misa se traducía en el típico repicar de campanas de medianoche, sus sonidos tenían un aire espiritual. Estas misas eran de unión familiar, se la escuchaba con unción religiosa y con mucho respeto al templo”, explica Aguilera Fierro.
Cuenta que al retorno de la Misa de Gallo, se colocaba el regalo en la ventana o al pie de la cama, junto a los zapatitos viejos, allí donde el niño dejó su carta. Era la expresión del cariño del Niñito Jesús por haber sido un niño bueno, las más de las veces consistía en un juguete debido a la solicitud y deseo de los propios niños.
Esta costumbre sobrevivió por muchísimos años. En ciertas comunidades, luego de la misa, acostumbran a iniciar las trenzadas y adoraciones, ya sea en los patios de las casas o en el atrio de las iglesias del lugar.
En forma esporádica y durante algunos años, se adornaron árboles en pie, de la hoy Avenida Víctor Paz Estenssoro, se iluminaban con focos de diferentes colores y se iluminaba, de manera que sirviera de atractivo para los niños y pueblo en general.
En la mañana del día 25 de diciembre, los niños despertaban más temprano que de costumbre a fin de encontrarse con su regalo de navidad, mientras los mayores dormían o bostezaban el desvelo de la víspera.
Durante el día, las juntas vecinales y otras instituciones ofrecían un desayuno a los niños provenientes de familias pobres, oportunidad en la que se les obsequia “Pan de Navidad” y también juguetes. Muchas veces esta actitud resultaba inapropiada debido a la hora y a la fecha, por lo que los voluntarios se quedaban con ollas llenas de leche con chocolate, pan y pan de navidad sin repartir, tal ocurrió la navidad de l997, razón por la que tuvieron que trasladarse a los barrios periféricos y al campo a fin de lograr su objetivo.
La cena de media noche
Pocas familias festejaban la cena de media noche, esta costumbre se activó en Tarija luego de la década de 1950, para fortalecerse a mediados de la década de 1970. Por ello, es relativamente nueva pero ha cobrado bastante fuerza.
De igual manera, paulatinamente las camaretas dieron paso a los cohetes pirotécnicos de todos los calibres. En el pasado, durante la víspera de Navidad varios restaurantes habrían sus puertas y en el Club Social se encontraban las familias y amigos para celebrar el advenimiento del nacimiento del Niño-Dios.
En el Gran Chaco, particularmente en Yacuiba, Villa Montes y Sanandita, provenientes de diferentes lugares, familias íntegras se reunían en esta fecha, del mismo modo, algunos vecinos y amigos conformaban una verdadera confraternidad en torno a la cena de la Nochebuena.
De acuerdo a nuestros entrevistados, la mayoría de estas costumbres han sobrevivido a los años aunque con algunos matice, producto de la modernidad.
DETALLES QUE PERDURAN
a través de los años
La picana
En Tarija hace años atrás para la noche buena y el día de Navidad se acostumbra a comer la tradicional picana. Ésta es también muy comercializada en época de navidad en los mercados y restaurants.
La trenzada
Son más de cinco figuras que se forman en las trenzadas, entre éstas se rescatan la cadenita, mudancitas, la cuadrillita, la chullusca, el carnavalito y otras.
Los regalos
La noche del 24 de diciembre se colocaba el regalo en la ventana o al pie de la cama, allí donde el niño dejó su carta. Era la expresión del cariño del Niñito Jesús por haber sido un niño bueno. El 25 de diciembre los niños corrían a recoger sus presentes.
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