Origen de una superstición. Millares de personas en diferentes latitudes del mundo cristiano, tienen la curiosa costumbre de decir “toco madera” y al decirlo piensan que esas palabras tienen algún poder misterioso para impedir que un mal imaginario las alcance, o como una expresión de gratitud por haber permanecido en un estado constante de bue-na salud. Invariablemente dicen: “me siento muy bien, pero “to-co madera” por temor de que me suceda algo.
Esta costumbre, según se supone, tuvo origen después de la crucifixión de Cristo, cuando se conservaban como reliquias las astillas de la cruz de madera rústica. Y los devotos las tocaban en la creencia de que otorgaban una protección individual.
Sin embargo, lo que antiguamente era un acto de piedad y devoción, fue sustituido con cualquier objeto de madera, que al tocarlo degeneró tal costumbre en una superstición.
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