Thursday, May 25, 2017

La leyenda detrás de los ríos Bermejo y Pilcomayo



Son diversos los mitos y leyendas que envuelven el verdadero origen de los ríos Bermejo y Pilcomayo. Ambas vertientes atraviesan territorio tarijeño y son considerados míticos por los antecedentes que tienen.

Una de las primeras teorías habla de los dioses guaraníes, que por expandir su territorio en el Gran Chaco, dividieron al Pilcomayo, desembocando en el que ahora es el río Bermejo.
La leyenda cuenta que después de la creación de este gran río, Tupá, dios mítico, confió a Guarán la administración del Gran Chaco, territorio que se extendía más allá de la selva ubicada en el centro de Sudamérica.
Tupa le decía a Guarán: “Distribuirás en él las riquezas, cuidando de proveerlo de todo lo que haga falta”, habiéndole dicho eso. Todo en el Chaco era misterio y seducción en el marco de un destino incierto.
Guarán comenzó la gran tarea, con empeño encomiable procuró que la riqueza en la flora y en la fauna -buenas tierras y ricos montes- sean distribuidas de la mejor manera entre sus descendientes. Y también gobernó sabiamente a su pueblo, logrando una verdadera civilización.
Cuentan habitantes del Gran Chaco que Guarán tuvo dos hijos: “Tuvichavé” y “Michiveva”, cuyas idiosincrasias eran radicalmente opuestas. “Tuvichavé”, el mayor, era impetuoso, vehemente, brioso y decidido; mientras “Michiveva”, el menor, era reposado, pacífico y calmo.
Esa desigualdad de idiosincrasias no afectó las relaciones en vida de Guarán, por la gran autoridad que imponía frente a sus descendientes. Pero, acaecida su muerte, y legada la administración del Gran chaco a sus hijos en común, las disputas eran frecuentes. “Tuvichavé” y “Michiveva”, cuyas idiosincrasias eran radicalmente opuestas empezaban a despertar sus diferencias.
Relatan que un día apareció, “Añá”, considerado un dios diabólico, que en su afán de sembrar cizaña entre los hermanos (“Tuvichavé” y “Michiveva”) les aconsejó zanjar sus discrepancias a través de competitividades y habilidades, para ver quién era el mejor.
Añá un día encontró a los hermanos y les dijo: “Resolved vuestras cuestiones compitiendo con destreza”. Tras esto los hermanos, cegados momentáneamente, no supieron afrontar con entereza y sabiduría tal consejo, y convinieron resolver sus rencillas por su habilidad física.
Para hacerlo, subieron un día a los cerros que lindaban con el Gran Chaco y entre pruebas de habilidad; manejo de la flecha, resistencia física y otras, disputaban su hegemonía en el territorio.
Nuevamente la acción maligna de Añá hizo de las suyas, una flecha disparada por Michiveva, el hermano menor, pacífico y calmo, dividió en dos el corazón de Tuvichavé, el hermano mayor.
El mito da cuenta que la sangre de Tuvichavé brotó a borbotones y con fuerza. Ésta bajó los cerros hasta el Chaco, internándose en su territorio, formando así un río de rojas aguas. Este caudal fue denominado “I-phytá” (Nuestro Bermejo), lo que hoy es conocido como río Bermejo.
Michiveva, al tener conciencia de lo que había hecho, fue preso de un ataque de llanto y desesperación. Y las aguas que vertieron sus ojos corrieron tras el río de sangre de su hermano. Así se formó el Pilcomayo, siempre a la par del Bermejo.
El Gran Chaco se quedó sin jefe. Siguió formándose con la espontaneidad de la naturaleza, enmarañada, impenetrable, surcada por los arreboles del rojo río nacido en el corazón de Tuvichavé: el “I-phytá”.
Esta hermosa leyenda relata la historia de dos dioses míticos hermanos, que por cizaña de un dios diabólico, terminaron enfrentados. La sangre y las lágrimas de ambos formaron lo que hoy son nuestros majestuosos ríos, Pilcomayo y Bermejo.
Las aguas del Bermejo
Las tierras que recorría el Bermejo eran disputadas por dos tribus enemigas: los tobas y los matacos. La mayor afrenta que sufrieron los tobas durante esa larga guerra fue la captura de la hija del cacique, que pasó de vivir en sus chozas a vivir en la de los matacos.
Aunque extrañaba a los suyos, poco a poco sus captores se le hicieron menos extraños, sobre todo desde que conoció al hijo del cacique y comenzaron a pasar largas horas juntos. Finalmente, se enamoraron.
Empero la relación era imposible, pues la unión entre una toba y un mataco estaba prohibida por los hombres y maldita por los dioses.
Cuando el consejo de la tribu dio órdenes estrictas para prohibir los encuentros entre los jóvenes, ellos establecieron citas secretas y se amaron más todavía a la sombra de su secreto.
El cacique habló con voz suave y firme. Era preciso que todos respetaran las tradiciones de la tribu, con más razón tratándose del heredero de la autoridad.
Ante la decidida oposición de los jóvenes príncipes, el consejo emitió el fallo final: los amantes serían sacrificados, se les arrancarían los corazones y éstos serían arrojados al río, como lección y advertencia para quienes se atreverían a contrariar las leyes de los hombres y las disposiciones divinas.
Al mediodía, los jóvenes fueron llevados a lo alto del barranco y muertos por el haiawú, cuando el agua aceptó sus corazones sangrantes, se tiñó de rojo para siempre.
A los pocos días hombres, mujeres y niños volvieron al barranco para comprobar la noticia que se había difundido. Para sorpresa de todos los corazones no habían sido arrastrados por la corriente, flotaban juntos exactamente en el mismo lugar en que habían caído.
Pasados varios días se acordó sacar los corazones del agua y convertirlos en cenizas, el objetivo era terminar con cualquier rastro de ese amor.
A través de una gran ceremonia quemaron los corazones en una gran hoguera. Cuando los indios se retiraron a sus chozas sólo quedaba un montículo grisáceo y una tenue cortina de humo.
Días después, cuando un enviado volvió al lugar para comprobar que las cenizas hubieran sido dispersadas por el viento, vio con un asombro cercano al terror que donde estaba el fuego había crecido un arbolito desconocido.
Entre sus verdes hojas mostraba dos únicas flores rojas, una al lado de la otra, en forma de corazón.
A la sombra del letanetá, como llamaron los matacos a la nueva planta, y mecida por las aguas del río que encontró su nombre, nació entonces la amistad entre tobas y matacos, que todavía luchan en el monte para sobrevivir.

El Pilcomayo: leyenda del Palo Borracho

Cuentan que el “Palo Borracho” fue apreciado por los habitantes de las márgenes del río Pilcomayo porque con su tronco enorme en forma de botellón hacían canoas, bateas y “Cachiveo” (especie de embarcación liviana y resistente); además recipientes para la aloja y para amasar la harina.
Sirve para yesca, moldes, etcétera. El salteño le llama “yucan”, el guaraní “samohú”, y los tobas le dan el nombre de “copadalick”. Su nombre clásico es “schorissia”, sus flores son rosas, amarillas, blancas o lilas.
No se le conocen cualidades curativas, pero su sombra es codiciada por el perímetro que abarcan sus ramajes. Se da en clima cálido y seco, y se tiene entendido que mientras más lejos se encuentra el agua, más desarrolla su tronco.
Su pulpa fofa, va almacenando la humedad de la tierra, el rocío que cae en sus ramas y tronco se conserva en la enorme “botella”. Su fruto es una vaina más grande que una nuez y al madurar se abre, brota de él una cantidad de semilla y copos de algodón suave.
Sobre este hermoso y extraño árbol se teje una de las leyendas más contadas en los pueblos indígenas que viven a orillas del Pilcomayo. Según relatan, en los tiempos en que la luna bañaba su precioso disco en las aguas de los grandes ríos aprisionados, existía una tribu de indios cuyos hombres eran de un valor extraordinario, y sus mujeres de mágica hermosura.
Una de ellas sobresalía de todas por su exquisita bondad que se unía a sus nobles condiciones para completar un digno marco de atracción y de alabanzas. Muchos guerreros ambicionaban llevarla a su tienda para compañera, y muchas estrellas fueron testigos de las rondas y canciones que le prodigaban al son de instrumentales y sonoros acordes.
La joven india, que había rendido las pruebas que se exigían a las mujeres de su tribu llegadas a la pubertad, tenía su elegido en uno de los indios de su pueblo, era un esbelto guerrero que en más de una ocasión había puesto a prueba su coraje.
El amor los fue uniendo hasta que quiso la fatalidad que la tribu se trabara en lucha con otras enemigas. Partió el amante con sus compañeros, no sin antes solicitar de los labios de la amada la fidelidad que guardaría durante su ausencia.
Ella le prometió un amor eterno y juró sobre los huesos de sus abuelos que no uniría su cuerpo a otro que no fuera el que había elegido y amado con extraño frenesí. Su espera sería eterna, hasta que las sombras la arrojaran en medio de la noche y la muerte le diera el sosiego a su espíritu dolorido.
Transcurrieron muchas lunas sin que los guerreros ofrecieran noticias. Cuando la convicción de la muerte se extendió por la tribu, la india, desposeída de su bien amado por el triste designio, escuchó indiferente palabras de amor de bizarros hombres del pueblo.
A ninguno hizo caso, porque en su corazón se había abierto una herida profunda causada por el dolor y que no se restañaría por largo tiempo.
Desesperada se hundió en la selva para dejarse morir en ella. Poco tiempo resistió el peso de la vida su físico debilitado. Una mañana, a la llegada de la primavera, los indios que se dirigían a cazar, la encontraron muerta entre los matorrales.
Decidieron llevarla hasta el pueblo; pero, al momento de cargarla sobre una parihuela notaron que sus brazos se alargaban en forma de ramas y que su cuerpo se redondeaba tomando, la forma de un árbol de extraña configuración.
Su cabeza se doblegó hacia el naciente, sobre el tronco y de los dedos: empezaron a brotar flores blancas de gran hermosura. Los indios retornaron impresionados a su tribu y allí contaron lo que habían visto.
Sólo algunos días después se animaron a volver al lugar donde se hallaba la india muerta, convertida en árbol. Al llegar comprobaron que las flores se habían teñido de un ligero color rosado y que ya no había quedado ningún vestigio, de humanidad. El árbol se levantaba seguro sobre su robusto tronco y su ramaje florecido, se desparramaba en su graciosa copa.
La leyenda termina diciendo que las flores blancas son los suspiros de amor y las lágrimas de la india se tiñeron de rosa por la sangre derramada en el campo de batalla.

PROBLEMA: Río Pilcomayo sufre fuerte contaminación

A lo largo del siglo XX, y especialmente a finales del mismo, el río Pilcomayo se ha visto muy afectado por la contaminación provocada por el vertido de escorias mineras y efluentes semicloacales en la zona andina de Potosí, afectando las zonas aguas abajo, en especial la zona del Chaco.
Por otra parte las aguas de su curso medio han desaparecido casi debido a los desvíos artificiales de agua.

Rescatarán costumbres de Corpus Christi

La directora de Turismo del Gobierno Municipal de Potosí, Rosalín Aguirre, informó que rescatarán las viejas y antiguas costumbres que se realizaban durante la fiesta de Corpus Christi.

Explicó que se ha investigado en documentos y libros sobre las costumbres de la época de la colonia durante esta fiesta, los que serán puestos en práctica el miércoles 14 de junio en la tarde y noche, un día antes de Corpus Christi.

Ese día se armarán altares similares a los que están señalados en los documentos, se compartirá chocolate y las masitas que se preparan en la festividad.

Participarán varios personajes de la Colonia, entre ellos los caballeros espadachines y las damas con la tradicional vestimenta armado sobre el miriñaqui, haciendo una demostración de la compra de los productos de la repostería potosina en las canastas que se utilizaban en ese entonces.

Explicó que el objetivo de esta actividad es rescatar, revalorizar y promover las costumbres y tradiciones, y mostrar las prácticas de la fiesta que se vivía en ese tiempo.

Dijo que se gestionará para que la fiesta de Corpus Christi sea lanzada y promocionada con un acto en el Ministerio de Culturas, compartiendo los productos de la repostería potosina y demostrando la tradicional procesión del Santísimo Sacramento, un privilegio que tiene Potosí compartida con Roma, Sevilla y México.

Anunció que se difundirá un video informativo de la fiesta con datos extractados de varios documentos, entre ellos del libro “Historia de la Villa Imperial”, de Bartolomé Arzans de Orsua y Vela; “El tríptico”, de Luis Subieta Sagárnaga y “La Villa Imperial”, de Jaime Molins. También se acudió a los trabajos de los investigadores Walter Zavala y Cristóbal Corso Cruz.

Friday, May 12, 2017

Reflejan fiestas de la Villa Imperial

En la plaza 6 de Agosto se cumplió ayer la exposición y demostración de las fiestas costumbristas y tradicionales que se desarrollan en la ciudad de Potosí, organizado por la secretaría de Desarrollo Económico y Planificación del Gobierno Municipal de Potosí.

La demostración forma parte del programa denominado “Yo cuido mi patrimonio”, con el objetivo de sensibilizar y transmitir mensajes sobre la riqueza cultural y tradicional que se practica en Potosí.

En varios espacios de la plaza se instalaron puestos para demostrar las costumbres y tradiciones que vive la población, entre ellos la Navidad de Antaño, con los preparados del nacimiento de Jesús y los sabores del chocolate y las masitas.

También se armó el altar de la fiesta de Todo Santos, con el detalle de la chicha, el vino y las masitas; la fiesta de Semana Santa, con la variedad de platos típicos; la fiesta de Corpus Christi, con la presencia de la variedad de repostería potosina; y el carnaval de Antaño, con los disfraces de mineros y la figura del conocido Tío.

En otro sector de exhibieron una variedad de piezas de plata trabajados por estudiantes de la Escuela Municipal de Platería, pero lo que llamó la atención de la población fue la colección de fotografías antiguas de las calles, templos y edificios de la ciudad de Potosí.

El secretario de Desarrollo Económico, Ricardo Gonzales, dijo que la iniciativa de la exposición y demostración de las costumbres y tradiciones son para motivar a la población para el rescate del patrimonio artístico, arquitectónico y cultural de la ciudad de Potosí y apoyar la visión de la Alcaldía que tiene la intención de mostrar la riqueza patrimonial.

Saturday, May 6, 2017

Norte de Potosí Muere comunario de una “pedrada” en fiesta del tinku

El comandante de la Policía Regional del norte de Potosí, mayor Erick Terán, informó ayer de la muerte de Julio Quino Choque (37), quien falleció tres recibir un golpe de piedra en el pecho en medio de la fiesta del tinku que se cumplió ayer jueves en la localidad de Pocoata, provincia Chayanta al norte de Potosí, reportó radio Pío XII de la red Erbol.

La persona fallecida era un enfermero auxiliar y pertenecía a la comunidad de Villa Alcarapi y acudió a la también llamada “Fiesta de la Cruz”, que se caracteriza por la tradicional pelea entre hombres integrantes de comunidades, que previamente acuerdan el ritual del enfrentamiento.

Cerca de las 21.15 horas y tras la pelea, el comunario estuvo entre sus compañeros y recibió un tremendo golpe de piedra en el pecho que lo dejó tendido e inconsciente en el piso sobre la plaza 10 de Noviembre.

Luego fue trasladado al hospital Santa Bárbara de Pocoata aún con vida. En el hospital fue atendido por la médica de turno Carmen Nina Morales, quien luego del análisis, señaló que la persona llegó con vida, pero debido a la gravedad falleció por “hemorragia torácica interna”.

La mañana de ayer, viernes, los familiares y comunarios de Alcapari acudieron a las oficinas policiales de Pocoata para comunicar que habían identificado al supuesto autor del “piedrazo” y pedían la intervención policial.

Los comunarios exigen justicia y el resarcimiento por la pérdida de una vida, en medio de la tradicional fiesta que se celebra en mayo en el norte de Potosí, exhibiendo el baile como parte de su cultura y costumbres, donde la danza del Tinku adquirió una fama internacional.

Wednesday, May 3, 2017

3 de mayo Fusión de tradiciones religioso-paganas

En Valle Hermoso, una de las tradiciones religioso-paganas más conocidas a nivel nacional, es la de Santa Vera Cruz que se cumple cada 3 de mayo de todos los años y es una de las fiestas más típicas en Cochabamba.

La capilla, actualmente, se encuentra a ocho kilómetros de la capital del departamento, en Valle Hermoso, siendo la tercera que se ha verificado en veneración del crucifijo; pues las dos primeras se encontraban en la misma región, pero en la que construyeron hace mucho tiempo atrás.

Cuenta la leyenda que antiguamente un indígena que recorría el lugar, halló una piedra de forma casi triangular, en cuyo centro, formada por las venas de la misma, dibujábase una cruz uniforme, creyó entonces el indio haber encontrado en ese bloque el milagro divino.

Según ellos, era el deseo de Dios que hacía un pedido de morada donde se le veneraría.

Así lo hicieron y la primera construcción era una pequeña habitación, incómoda y sucia, en cuyo fondo sobre un poyo de adobes, construido para altar, descansaba la piedra de su idolatría. Más tarde, como aumentaba el número de fieles, la trasladaron a otro sitio más espacioso hasta llegar al sitio donde actualmente se encuentra.

La piedra primigenia, motivo de la fiesta, ha desaparecido, sustituyéndose hoy con un crucifijo.

Las mujeres que tienen muchos hijos y no desean más familia, llevan a Santa Vera Cruz, muñequitas de trapo, envueltas en hilos de colores, idénticamente como lo hacen en la vida cotidiana y depositan en una especie de hoyo que se encuentra en la parte posterior del altar mayor, pidiendo al instante en que arrojan la muñeca, el milagro de no tener más niños.

Lo contrario ocurre con las mujeres estériles que recogen esas muñequitas pidiendo tener familia.

Generalmente, los pedidos se los hace en la explanada o atrio de la iglesia, donde se busca un sitio y se preparan las ofrendas que consiste en una mezcla de lanas (millmas) de ovejas, cabras, plumas de aves y pelos de vacas; formando un bolo unido con excremento de los mismos animales. Se lo junta con la grasa “untu” de animal para que empiece a arder.

Al mismo tiempo se encienden las velas (uno por cada miembro de la familia incluso cuando están ausentes), se colocan en formas especiales, circular, en cruz, en línea o se toman todas las velas juntas en la mano. Es el momento de la oración y de gran recogimiento, se supone que están en oración a Cristo, se intercala con alguna bebida o cigarro.

Este rito dura cerca de dos a tres horas, esperando que se consuma todo el preparado (no se puede apagar, es señal de mal agüero).

Al concluir esta ceremonia, los miembros de la familia se acercan al Cristo a besar los pies de la imagen, recogiendo luego las cenizas de la ofrenda guardándola para llevarlas a sus comunidades donde se esparce a los campos y sembradíos, en algunos casos se conservan para curar enfermedades. La fiesta dura tres días, cuando aprovechando la ocasión, delante de la capilla y formando una avenida, levantan los comerciantes carpas, donde expenden bebidas alcohólicas, como chicha y además comidas de variado sabor. (Educa.bo)

Festividad del ‘Tata’ de Santa Vera Cruz congrega a miles de devotos

Miles de devotos llegaron desde el primer día de mayo hasta el templo del Señor de Santa Vera Cruz, ubicado en el kilómetro 7 de la avenida Petrolera para pedir fertilidad, abundancia, pareja, buena cosecha o bienes materiales.

La festividad se extiende por cuatro días y según datos del diario local Los Tiempos, convoca a más de 40.000 feligreses que llegan de diferentes partes del departamento y del país.

El párroco del templo, Valeriano Pacheco, informó que la festividad comenzó el pasado 1º de mayo a horas 18.30 con las tradicionales coplas que los devotos le cantan al Señor de Santa Vera Cruz, que también es llamado ‘Tata’.

“No me estás escuchando, te estoy hablando, esposa te estoy pidiendo, hijo te estoy pidiendo, son las frases de los contrapunteos que los pobladores del valle alto y bajo cantan al Tata”, dijo a Los Tiempos digital. También se efectuaron q’oas y coplas.

La actividad siguió ayer, 2 de mayo, a las 10.00 con una misa y a las 20.00 con la procesión del Cristo; actividad conocida como la bendición del fuego.

Hoy se realizará la misa central a las 12.00 y estará precedida por el arzobispo de Cochabamba, Óscar Aparicio. La actividad concluirá mañana 4 de mayo a las 17.00 con la entrada del Cristo al Templo.

El religioso dijo que la festividad tiene más de 500 años y se caracteriza porque la población llega al lugar a pedir al ‘Tata’ fertilidad, ya sea de la tierra para sus cosecha, ganado y las familias que no pueden tener hijos también llegan para hacer este pedido.

La actividad concentra una gran cantidad de artesanos que comercializan diferentes artículos que son adquiridos por los feligreses. Casas, vehículos, dinero, ganado y muñecos en miniatura son vendidos en gran cantidad. Los devotos adquieren estos artículos para representar su pedido y challar los mismos.

TESTIMONIOS

Una artesana, Celia Vargas, indicó que su sector aglutina 150 comerciantes que venden los muñequitos que representan a los hijos. “Las parejas que no han podido tener wawa vienen a pedir. Es muy milagroso el santo, sólo hay que pedir con fe”, dijo.

Luciana Nazareth, de cuatro meses, es el fruto de la devoción de sus abuelos que hace un año llegaron a los pies del ‘Tata’, pidiendo un nieto.

Leny Miranda, la madre, vive hace cinco años en Chile y volvió a Cochabamba sólo para agradecer el favor recibido. “Uno piensa que estas fiestas son paganas, pero independientemente de la imagen es la fe con la que uno hace las cosas. Esta niña que Dios me ha dado no sé si llamarla milagro o casualidad, quiero creer que es un milagro, es el fruto de la devoción de mis papás, que vinieron hace un año y estamos acá de vuelta con la bebé”, contó.

Asimismo, la familia de Eleuterio Quispe llegó desde Colomi, Chapare, para pedir abundancia en la cosecha de su producción y salud para sus animales. “Cada año volvemos. El Tata nos cumple desde hace 10 años, por eso venimos con toda mi familia”.

TRADICIÓN

Según la tradición, las mujeres que tienen muchos hijos y ya no desean más llevan a Santa Vera Cruz muñequitos y los depositan en la parte posterior del altar. Lo contrario ocurre con las mujeres que no pueden tener familia y acuden a recoger los muñequitos pidiendo tener hijos.

Tuesday, May 2, 2017

Cientos participan en el inicio de la Fiesta de la Fertilidad en Cochabamba



Este lunes comenzó la llamada Fiesta de la Fertilidad, que se celebra en el templo de Santa Vera Cruz, ubicado a siete kilómetros de la ciudad de Cochabamba, en la zona de Valle Hermoso. Al menos unas 300 personas asistieron a los actos litúrgicos que dan inició a la festividad que continuará hasta este jueves.

Las actividades de esta expresión religiosa y cultural que celebra la vida, empezaron a las 18.30 con las tradicionales coplas que los devotos le cantan al Señor de Santa Vera Cruz, conocido como ‘Tata’. Familias enteras acuden a su templo para agradecerle y al mismo tiempo pedirle mayor producción en sus huertos. En inmediaciones de la iglesia, los fieles queman la bosta de vacas, ovejas, cerdos y gallinas para que estos animales se reproduzca en mayor cantidad; asimismo ch’allan de miniaturas que recrean animales de granja.

Pero no solo eso, mujeres de diversa edad acuden al lugar por un milagro: le piden al Señor de Santa Vera Cruz que las bendiga con un hijo y para ello llevan muñecas y muñecos que son bendecidos.

La festividad continuará este martes con una misa y a las 20.00 se tiene programada la procesión del Cristo de la Santa Cruz, actividad conocida como la bendición del fuego.

Para el miércoles está prevista la misma central, a las 12.00, estará presidida por el arzobispo de Cochabamba, Óscar Aparicio. La fiesta concluirá este jueves, a las 17.00, con el traslado del Cristo al templo de Santa Vera Cruz. Esta tradición data de hace más de 500 años. (1/05/2017)


Monday, May 1, 2017

En vísperas de Colquepata Ídolo Copacabana y míticas sirenas inquietan en adoratorios del Titicaca

Ni bien transcurre Semana Santa en Copacabana ya casi está encima la celebración del Señor de Colquepata, a partir del sábado pasado, especialmente para los afanosos pasantes que financian entradas de conjuntos folklóricos por las calles y prestes, estas sorprendentes mezclas de sincretismo de ostentación capitalista y fiesta religiosa que se prolongan hasta tres días incluso la semana entera.

Por estos días, hasta el próximo jueves 4, bailarines y auspiciantes desbordarán las calles que ascienden al Calvario local, frente a la iglesia principal en cuyas faldas, entre los picos casi gemelos del antiguo cerro Llalllagua (ex Llillanaco), está enclavada la capilla del milagroso Señor de Colquepata.

Un poco adelantada, la festividad que evoca una “altura de plata” a orillas del lago Titicaca, está hermanada con la menos mestiza “Santa Veracruz Tatala” en el Valle Alto cochabambino y la más nativa del “Tata Pachaka” en Macha, norte de Potosí �′tinku o encuentro violento de por medio�′ que se honran cada 3 de mayo.

La conmemoración católica se multiplica en otras partes del mundo, de España y las Canarias a México. De California a Paraguay y Chile. Ni qué decir en Perú.

Desde los tiempos de los reyes Fernando e Isabel, hace cinco siglos, se la conoce como Cruz de Mayo o fiesta de las Cruces, aunque en Ciudad de México es sencillamente fiesta de la Cruz, cuando albañiles y constructores festejan su día emplazando en lo alto del edificio una cruz adornada de papeles de colores o un manto blanco.

En tierra guaraní, al otro lado del río Paraguay, es “Kurusú Ara” a secas, alentada desde las misiones jesuíticas y la prédica franciscana frenada en parte por la tiranía del doctor Francia, “Karai Guasú”, Dictador Supremo y después Perpetuo durante 24 años, según su designación oficial en la temprana república.

En la ciudad de La Paz, el templo de San Agustín festeja al Señor de Mayo.

Pero en el altiplano lacustre boliviano, Copacabana y su ancestral santuario que deviene de épocas preaymaras, las veneraciones y peticiones de favores se reproducen los 12 meses plenos de misas y bendiciones los 365 días.

“La capilla de velas de la Virgen siempre está abierta todo el año”, dice la licenciada Amalia Amaru, una de las responsables de turismo en este municipio de 15 mil habitantes, de los cuales sólo tres mil residen en el pueblo principal, la mayor parte atendiendo a turistas.

OCURRE DESDE HACE 500 AÑOS

Y quizá, milenios, si se observa que las ceremonias de veneración se suceden hace milenios, según el registro arqueológico y la investigación histórica sobre el antiguo adoratorio nativo, desarrollados por especialistas como Teresa Gisbert y Hans van der Berg.

Durante la extirpación de idolatrías que protagonizaron los sacerdotes católicos coloniales enviados para evangelizar a los originarios, muchos de ellos hallaron tras los altares cristianos, estatuillas de divinidades andinas o huacas emparedadas por orden de amautas nativos, armaras o quechuas, para proseguir el culto tras la apariencia de divinidades cristianas.

Lo relata en su obra el mismo Alonso Ramos Gavilán, un agustino que en 1621 publicó la primera reseña del santuario y los milagros de la Virgen.

En general, dentro del proceso de transculturación y mestizaje entre distintas culturas como se denomina a los sincretismos sean culturales o religiosos, el cristianismo identifica a Copacabana con el demonio y el pecado personificado en la sirena o la serpiente escamada y sobre ellas triunfa María, refiere Gisbert.

BENDICIONES TODO EL AÑO

En el largo feriado de Semana Santa, el ancestral centro religioso pudo haber hospedado en su treintena de hoteles y similar número de alojamientos y albergues diversos, unos 9.000 visitantes, más del triple de la población local, superando las previsiones municipales de sólo 4.000 peregrinos.

“En febrero o agosto son las fiestas principales”, explica la licenciada Amaru, aludiendo al pasado 2 de febrero, fiesta de la Virgen de la Candelaria que se honra con tanta fe como en Oruro con la también famosa Virgen del Socavón.

Grupos de folkloristas, pasantes e invitados cerraron calles y plazas con elevados y pesados escenarios abriendo pistas de baile improvisadas para el jolgorio que se extendió tres días en derroche de salud, bebida y música fuerte por los favores concedidos y por obtener.

La de Copacabana es deudora, en vena católica, de la Virgen de la Candelaria, una de las advocaciones marianas trasladadas a América.

Y junto con la famosa Basílica y los sitios arqueológicos prehispánicos, el lago Titicaca es el principal destino turístico del país, después del salar de Uyuni

La entrada de Colquepata, por otra parte, es uno de los mayores acontecimientos folklóricos sólo superado por la multimillonaria fiesta católica del Gran Poder en la ciudad de La Paz o la fiesta de Santiago en Guaqui, también a orillas del Lago.

EL ÍDOLO COPACABANA, QUESINTUU Y UMANTUU

El ídolo Copacabana y las sirenas Quesintuu y Umantuu precedieron en culto religioso y subyacen, de acuerdo con diversas versiones prehispánicas recogidas por la crónica colonial, a la veneración por la Virgen morena.

Junto con las boguitas, el umanto y otras especies piscícolas del lago están desapareciendo o se han extinguido en las últimas décadas por la pesca indiscriminada y la contaminación que actualmente afecta la supervivencia de pejerrey, karachi, suche, mauri y las truchas, que a su vez devoran los bancos de los pequeños ispis, recordó el año pasado el alcalde de Copacabana, Pedro Nina.

El ambientalista Carlos Montenegro recordó que la carne del umanto, “león del Titicaca” declarado en extinción oficialmente en 1967, era semejante a la del pejerrey.

En el siglo XVII los cronistas agustinos Alonso Ramos Gavilán y Antonio de la Calancha dieron cuenta de la aventura de Yupanqui y su talla potosina en maguey, luego de un intento frustrado en su propio pueblo, para trasladarla al convento de San Francisco en Chuquiabo, en afán de laminarla en oro antes de emplazarla en Copacabana.

Las mitológicas mujeres-peces, aún hoy presentes como imágenes en los lauraques o adornos alargados en las trenzas chipayas y las portadas de iglesias en torno a los lagos y salares del altiplano, estuvieron” sensualmente ligadas al dios Tunupa” (relacionado con el fuego), según detalla el jesuita Ludovico Bertonio en su Vocabulario aymara de 1612.(Erbol)