Apretaditos, dulces y saludables, así se muestran las k’isa wawas, unos adorables muñecos confeccionados con durazno. Esta herencia ancestral es una tradición que endulza las fiestas patronales en el Cono Sur de Cochabamba.
María Delia Pérez e Hilarión Yarhui, son algunos de los más experimentados representantes de este arte, que inicia pelando el durazno en largas tiras, para luego secarlas al sol y envolverlas en ramitas de durazno, dándole formas de campesinos y cholitas, y ahora también en tractores y canoas. “Antes se llamaban las k’isa monteras porque eran solo pelotitas”, cuenta don Hilarión.
“Doña Delia tarda 5 minutos en armar una wawa, pero nosotras hasta 2 horas”, dice la señora Angélica, destacando la pericia de su vecina oriunda de Pisorqa.
Cada k’isa wawa lleva entre 15 y 20 duraznos por un precio de 15 bolivianos. Una producción plenamente agroecológica y amable con la naturaleza es la base de su elaboración.
Ningún implemento en su confección es tóxico, incluso los bordes al final del armado son sujetados con pequeñas pajitas.
“Cuando era joven llevaba hasta 100 wawas a la mamita Asunta (Urcupiña) ahora ya no voy porque es muy lleno”, cuenta doña Delia. Esta tradición que viajaba a modo de visita y walaycheo (paseo) a todas las fiestas patronales del departamento, ahora solo se encuentran en festividades como la Mamita La Bella en Arani (24 de agosto), Señor de Milagros en Mizque (14 de septiembre), Señor de Consuelo en Pocona (el segundo domingo de marzo) y todas las fiestas patronales del Cono Sur.
La organización de mujeres Bartolina Sisa, en Pocona, quiere recuperar esta tradición como una alternativa económica complementaria.
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