Muy cerca a la plaza Riosinho se encuentra la calle colonial mejor conservada de La Paz: la Jaen. También conocida como “la calle de los duendes”, tiene apenas unos 100 metros de largo, a lo largo de los cuales hay importantes museos dedicados a la historia e identidad nacional.
Por su lado, la Sagárnaga es una de esas estrechas callejuelas paceñas que exige al visitante ser escalada para poder recorrerla por completo. Su punto de partida es la plaza de San Francisco, desde donde se debe subir para apreciar la ajetreada vida de los mercados de fuerte sabor indígena.
La joyería en plata y estaño es uno de los mayores atractivos de sus puestos de venta.
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