Cada 21 de junio, miles de bolivianos se reúnen desde la medianoche en lugares considerados sagrados por sus culturas para guardar vigilia y recibir, con los primeros rayos solares, la llegada del Nuevo Año Amazónico Andino.
Desde la madrugada, el pueblo realiza ritos y ofrendas a la Pachamama (Madre Tierra) para agradecer las bendiciones recibidas durante el período que finaliza y pedir prosperidad para el que comienza.
Con la llegada del alba, los creyentes elevan sus brazos al astro rey para obtener de él energía y renovación, en tanto sus sabios anuncian las predicciones para el próximo ciclo.
La ceremonia coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio sur y es conocida también como Willkakuti, que significa retorno del sol en aimara, o Yasitata Guasú, lucero del amanecer en guaraní.
La festividad es considerada un reflejo de la identidad nacional, pues tiene lugar en las zonas altiplánicas, los valles y los llanos y reverencia la fusión de la tierra y la energía dando paso a la procreación de la vida y el tiempo.
El 17 de junio de 2009, el presidente Evo Morales proclamó esta fecha como feriado inamovible mediante el Decreto Supremo 173, el cual parte de que el Estado tiene como responsabilidad fundamental preservar, desarrollar, proteger y difundir las culturas existentes en el país, depositarias de saberes, valores, espiritualidades y cosmovisiones.
Desde ese entonces, la celebración tomó mayor auge y este año (el 5524 de los pueblos indígenas) se realizará en 203 lugares sagrados en toda Bolivia.
Puerta del Sol
Uno de los más frecuentados es la Puerta del Sol, en Tiahuanaco, centro de la civilización de igual nombre, cuyas ruinas se encuentran en el departamento de La Paz, a 15 kilómetros del lago Titicaca.
Catalogada por algunos historiadores como la cultura madre de Bolivia y una de las más antiguas de América del Sur, los tihuanacotas son reconocidos por el desarrollo alcanzado en las ciencias y la agricultura, la perfección de su arte, su arquitectura monumental y sus complejos cultos religiosos.
Ubicada a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, la Puerta del Sol es considerada una de las obras más significativas de esa comunidad y se cree formó parte de una edificación mayor que pudo ubicarse en la cima de la Pirámide de Akapana o en el Templo de Kalasasaya.
Trabajada en un solo bloque de piedra de aproximadamente 10 toneladas, la estructura tiene en su friso la imagen del Dios Sol que sostiene en cada mano un cetro con seres alados.
Cada junio llegan a este lugar decenas de indígenas andinos, quienes desafían al frío y la altura para festejar el inicio del nuevo año, conocer sus predicciones y pedir el bienestar de los suyos.
En varias ocasiones, Tihuanaco ha sido sede de la ceremonia central, en la cual participa el presidente Morales.
Contra la discriminación
Para el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, la preservación de dicha festividad contribuye a la construcción de una sociedad plurinacional, igualitaria, sin discriminación ni racismo.
El solsticio señala el tiempo para que la humanidad busque la reconciliación y elimine las malas energías que generan desequilibrios en la vida, afirmó.
Por su parte, el titular de Culturas y Turismo, Marko Machicao, destacó la importancia de esta celebración como reflejo de la historia y esencia bolivianas, de los saberes y legados de los pueblos del continente.
DESCOLONIZACIÓN
El investigador y filósofo aimara Fernando Huanacuni aseguró el domingo que el año nuevo andino amazónico, que se recibirá el 21 de junio, es una faceta del proceso de la descolonización que vive el país.
“El proceso que estamos viviendo nosotros es histórico, tiene varias facetas de descolonización que se lo ha propuesto al mundo, porque esto ha rebasado lo que es Bolivia, y uno de los aspectos de este 21 de junio, que es la propuesta de la reconstitución de nuestros calendarios ancestrales”, dijo en entrevista con medios estatales.
Según el investigador “Lo que Bolivia está mostrando al mundo es el calendario ligado al poder porque hasta ahora nos han hecho mover en ciclos totalmente desarmónicos, hay que seguir los ritmos de la Madre Tierra”, dijo.
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