Todas las sociedades culturalmente tienen su forma de entender y relacionarse con la vida y la muerte, las formas para establecer esta conexión se traducen en metáforas que influyen no solo en ritos como “Todos Santos”, también están en otros momentos de la vida cotidiana además del tiempo especial dedicado a las almas.
Uno de los rasgos profundos que tiene la sociedad boliviana, emergente de la colonia, es el sincretismo religioso que en esa convivencia intercultural encuentra la metáfora, como los panes en forma de personas y con rostro concreto para personificar al difunto, explica la socióloga Sandra Ramos Salazar, docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
“Todos Santos no es sólo de un acto repetitivo, es una forma de explicar y preservar la familia que se hace más extendida con miembros que están presentes pero no vivos”, explica Salazar.
La simbología es uno de los elementos fundamentales que construye la cultura, da un valor de vida, en el contexto de celebrar un tiempo espacial para los difuntos, el pan en forma de personas, las “tantawawas”, hace que la persona recordada esté presente físicamente en determinado tiempo y lugar. Es decir, la persona se materializa a través de la simbología del pan.
Según explica la socióloga, estas prácticas de la cultura popular tiene mayor sentido de identidad en la sociedad aymara, mientras que en los estratos sociales medios o media alta tiene menor incidencia, por lo que su práctica en esos sectores sociales no tiene la misma significación de la espiritualidad, como tampoco sobre la preservación familiar.
Desde el sincretismo se entiende que cada uno de los elementos vinculados al rito de Todos Santos tiene un propio significado, entendiendo cómo socialmente era la persona, lo que plantea es llevar parte de estarealidad a un plano espiritual y a la vez recibir a la persona que ya no se encuentra físicamente pero que sí está presente.
En la cultura aymarano existe una ruptura entre la vida y la muerte, desde esta forma de entender la existencia “todo lo que cumple un rol social no deja de tener vida, si una piedra cumple un rol social ésta tiene su propia vida, en el caso de las personas es igual, aunque su cuerpo esté inerte no deja de existir para su comunidad”, señala Sandra Ramos.
PRESENTACIÓN
DE LA MESA
PASO A PASO
El altar debe tener por lo menos dos pisos, la altura significa que las almas de están en una situación privilegiada, esta percepción deviene de la época precolombina que las personas importantes deben se enterradas en lugares elevados.
1.- Si la persona muerta es mayor el mantel que cubre el altar debe ser negro, si es niño blanco.
2.- En la parte central suprior se pega la fotografía del difunto, si son más de dos personas en un solo altar de izquierda a derecha empezando por la persona más importante.
3.- En el primer piso del altar, debajo de cada foto se ponen las velas al costado de cada vela un vaso con agua.
4.- En ambos lados de las fotografías se colocan flores, para las personas mayores que predomine los colores morados o violenta y para niños flores blancas.
5.- A los costados del altar se colocan las cañas de azúcar. Al lado de cada caña una piña
6.- En esta misma parte del altar se colocan las ofrendas de comida, bebida y mucha fruta que gustaba a la persona difunta. Las ofrendas también pueden ser cigarros.
7.- Si la persona muerta es adulta junto al vaso con agua se pone un vaso con la bebida que gustaba al difunto. En la cultura aymara generalmente se pone cerveza y bebidas con singani y chicha morada.
8.- Para los niños y jóvenes solteros las ofrendas tienen que ser dulces, como alfeñiques, caramelos, bebidas dulces como la chica morada y golosinas. Las ofrendas para los niños también pueden ser galletas con diversidad de formas de los juguetes preferidos.
9.- Para el decorado del altar puede utilizarse cadenas de color oscuro y cintas, guirnaldas y gran cantidad de flores.
DIÁLOGO CON LOS “AJAYUS”
Por otra parte, desde el análisis antropológico, Marcelo Fernández Osco explica que en el mundo aymara, que es de donde se desprende la práctica de “Todos Santos”, noviembre está dedicado a los muertos así como otros meses están dedicados al sol o a la siembra o a la cosecha.
“En el mundo aymara, la muerte es una forma de extensión de la vida, el pasado es presente es lo único verificable para entender el ahora y proyectar el futuro desde la memoria ancestral”, señala Fernández.
Para comprender el significado de las formas que tiene el rito de “Todos Santos”, el altar, las flores y ofrendas debe entenderse que en el mundo aymara precolombino no existían los cementerios, las personalidades eran enteradas en cerros, colinas montañas altas, es otra forma de entender la vida comunitaria y las deidades como las apachetas que desde lo alto todo lo ven.
“Todos Santos” para el mundo aymara es conversar, relacionarse y convivir con los “ajayus”, este sentido espiritual no ha cambiado a pesar de los nuevos elementos que plantea el postcolonialismo, inclusive algunos elementos propios para los difuntos no tienen el origen ancestral aymara”, señala
En este sentido, señala que la simbología de esta celebración refleja el espíritu inclusivo, lo que a su vez hace que la tradición perviva en el tiempo, “no desde una visión purista y al margen de la realidad, más bien en el sentido inclusivo que incorpora nuevos elementos de la modernidad pero que no distorsionan la espiritual del rito.
“En una mesa se encuentran elementos de la modernidad, pero éstos no perturban la esencia del rito, esta inclusión es selectiva y permite la pervivencia de una visión ancestral sobre la muerte”, a modo de ejemplo señala la inclusión de elementos como las cadenas, vinculadas a un sentido de sometimiento y la piña que refiere al concepto de corona o superioridad terrenal, son elementos propios de la colonia que en el rito de Todos Santos han sido reconceptualizados.
Des de la mirada antropológica, señala Fernández, la muerte para el mundo andino es algo agradable y no es algo tétrico o trágico como se entiende en cultura occidental.
REFLEXICIÓN SOBRE LA VIDA
El capellán de la iglesia del Cementerio General, P. Jaime Fernández, señala que cada persona entiende la muerte según como transcurra su vida terrenal, por lo que el recordar a los difuntos es además un espacio de reflexión sobre la salud espiritual.
“Ninguna persona tiene problema con la muerte, porque se la percibe según como vive. El que cree en Dios preocúpese de sus odios, de sus mentiras, de su maldad”, señala el religioso.
Desde la espiritualidad católica, no es posible explicar el misterio de la muerte, más aún en una sociedad que con mayor frecuencia olvida observar los mandatos de Dios y cada vez es más violenta, señala el religioso católico.
“Esta fecha es la memoria de sus muertos con una mezcla de sus antepasados y la cercanía de la familia. Por ese significado mismo es importante reflexionar sobre la vida que cada uno lleva de cara a Dios”, plantea el párroco Jaime Fernández.
LO MODERNO Y LO TRADICIONAL
Desde el análisis sociológico, Ramos explica que vivimos un momento en que pareciera que las culturas se fusionan una con otra, sin embargo ambas culturas se refuerzan internamente a partir de su práctica, es lo que ocurre con Todos Santos y Halloween.
Señala que modernidad viene teñida conceptos que establecen patrones de lo superior y lo inferior, más aún en una cultura poscolonial donde lo moderno se considera superior a lo costumbrista, en este sentido la práctica del Halloween va ganando terreno pero la celebración de Todos Santos no pierde su esencia, a diferencia ésta es inclusiva de nuevas formas de expresar la espiritualidad.
“No se puede hablar de una convivencia de tradiciones como es el caso de Halloween y Todos Santos, pero si se puede decir que ambas práctica están presentes en la misma persona, tal vez con significados diferentes”, señala Ramos.
SONDEO DE OPINIÓN
Ingrid Mollinedo (22):
“Prefiero todos Santos, es algo propio y compartes en familia, aprendes a respetar a los muertos, aunque no sean tus parientes. Es también una forma de fortalecer la espiritualidad de la familia que los jóvenes debemos cuidar”.
Samuel Portugal (17):
“Prefiero Halloween porque es más divertido, tiene cosas más interesantes como la casa del terror. Hay cosas nuevas cada año y es divertido para pasar bien con los amigos. Todos Santos es para para los adultos para los mayores de la casa”.
Jhoan Machaca (20):
“Es nuestro y es muy bonito compartir con la familia, primas, primos amigas hacer las masitas es divertido y una manera sana compartir, recordando a nuestros muertitos. No encuentro mucho sentido en Halloween, lo siento como muy forzado”.
Samuel Aguilar (16):
“No conozco bien de Todos Santos, pero creo que es más para los mayores o para las mamás, tampoco conozco mucho de Halloween pero me gusta. Es un día al año y es una costumbre diferente, me parece divertido”.
Gabriela Cari (21):
“No me identifico con Halloween, es algo extraño, no comparto divertirse con el terror, no creo que sea buena idea divertirse asustando a los demás, podrían enfermase. Todos Santos es una muestra de respeto a nuestros antepasados.
Andrés Paredes (15):
“Cada una de estas tradiciones tiene algo especial, pasar con la familia se siente un poco mejor. Halloween es mas de nuestra edad para salir entre amigos, es más comercial pero también es lindo pasar con la familia con masitas, también es divertido”.
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