Wednesday, January 6, 2016

Tarabuco: Navidad que perdura

“La tradición de bailar por las calles comenzó aquí”, señala don José Salazar, un tarabuqueño de cepa que se aferra a innumerables recuerdos de la Navidad en sus años mozos. La fría noche navideña lo encuentra sentado en su tienda ubicada a una cuadra de la plaza 12 de marzo, desde donde comparte recuerdos con un cuarteto de amigos que llegaron de diferentes puntos del país e incluso del exterior.

Marcial llegó desde Buenos Aires y trae los saludos de la numerosa comunidad tarabuqueña afincada en las inmediaciones de la estación Paso del Rey; Edmundo viajó desde Cochabamba para visitar a su familia y reencontrarse con los pocos tarabuqueños que se quedaron en el pago; José, que hasta hace algunos años vivió en España, no faltó a su compromiso anual en el que sus tres hijos son los más entusiastas.

Como ellos, cientos de paisanos retornan en esta época del año para disfrutar de la alegría de los chuntunquis y sus volteos. Todos confluyen en la plaza con el ánimo de reconocer o ser reconocidos. La amistad y el espíritu navideño se apoderan de este municipio norteño, distante a 60 kilómetros de Sucre

“De los tarabuqueños de cepa ya quedan muy pocos, la mayoría ha migrado a diferentes lugares”, se lamentan al tiempo que sueltan una serie de interminables anécdotas.

Preguntar qué fue de la vida de fulano o en qué país vive zutanoforman parte de la charla profunda en la que no faltan las arengas y desavenencias políticas.

Las memorias se funden y la nostalgia aflora al recordar a los que ya se han ido. Fueron buenos tiempos que debieran perdurar, coinciden todos.
La Navidad en provincia tiene un aire distinto, alejado del bullicio de las grandes urbes, del zapping y de las frivolidades que esclavizan las capitales.

Los niños son absorbidos por la magia de la Navidad, olvidan prejuicios y se abocan al baile y la adoración; ahí no hay riesgos, pueden andar por las calles y jugar con libertad. Los jóvenes tienen tiempo para compartir, hacer nuevos amigos, reencontrarse, enamorar. Los adultos buscan rescatar valores, dar lecciones y sembrar las costumbres que nunca podrán olvidar. Los “más antiguos” hurgan en sus memorias para compartir su sabiduría y colmar de recuerdos a los visitantes. Un abrazo aquí, una carcajada allá, gritos de niños, chuntunquis por las calles, casas con puertas abiertas, una tutuma de chicha, un plato de picante, sonrisas generosas, eso es Navidad.

Por eso es que los residentes y visitantes no escatiman esfuerzos para volver al terruño. Visitar a la familia, aplacar la añoranza y departir con los amigos son algunos justificativos. Pero además de Tarabuco mucha gente también se vuelca a Zudáñez o Sopachuy. En Villa Serrano, el festejo ya ha pasado a otro nivel donde además destacan los festivales musicales con grupos de renombre nacional e internacional.

No obstante, este año la tradición navideña en Tarabuco cobró más fuerza, a decir de los lugareños y visitantes que se dieron cita en la pampa yampara, en la tierra de los Sonqho Mikhus.
La escasa hora de distancia que separa a Tarabuco de Sucre influye también en los visitantes, a la hora de optar por alguna opción.

“La gente se aburre de la ciudad y como no tiene nada que hacer se viene a las provincias”, asegura don Rubén, un descendiente de tarabuqueños que nunca falta desde hace más de una década.

Medir si la fiesta crece no parece una tarea difícil si se toman en cuenta los parámetros que utilizan los pobladores. Aumentó el número de comparsas en las calles y con ello el número de concursantes en el festival anual de chuntunquis y el campeonato de futsal de residentes. No hubo cabida para más visitantes en los contados alojamientos y casas habilitadas para huéspedes. Ayudó mucho el feriado largo; el clima frío y con amenaza de lluvia no menguó el ánimo de los bailarines.

El concurso tradicional organizado por la Alcaldía albergó a una docena de grupos que evidenciaron una avanzada calidad técnica en la interpretación del chuntunqui. Los músicos llegados desde la Capital y otros del lugar también constituyeron un espectáculo aparte a su paso por las calles del poblado.

Los “Inkietos”, los “Kprichosos” y los “Walaychos” se apoderaron de los primeros lugares de la categoría juvenil. Los “Ajenos”, los “Halcones” y los “Inolvidables”, de mayores.

Los “Jok’ollos” fueron los indiscutibles vencedores del sector infantil.
Los "Rodríguez", un equipo familiar, se impuso por otra parte en el Campeonato Navideño "JURETAR 2015", categoría libre. En Seniors, San Pedro; en damas, Quiscoly, y en Niños, Galácticos Jr.

La sorpresa de estas fechas la marcaron los residentes en Sucre quienes entregaron un monto de Bs 5.000 destinado al fondo para la reconstrucción de la torre de la Iglesia, que se desplomó hace varios meses y continúa así ante la indiferencia de las autoridades.
Pero así como la fiesta decembrina crece, también lo hace el pueblo. Un par de edificaciones de más de cuatro pisos y otro par en ciernes irrumpen el panorama del otrora sosegado Tarabuco.

El ingreso al pueblo también ha cambiado. Una colosal montera y dos representaciones de Sonqho Mikhus se yerguen iluminados en la entrada a Tarabuco sobre la diagonal Jaime Mendoza. Una sucursal del Banco Unión, que en sábado acoge una larga fila de ancianos para cobrar su renta dignidad, también lanza señales. Un nuevo alojamiento y otros en curso, así como el reciente estreno de un surtidor de combustibles perteneciente a una familia local empiezan a darle un nuevo giro al pueblo, en el que el alquiler de dormitorios es un negocio que comienza a despertar.

En contrapartida, la escasez de agua es el principal problema. El líquido vital se reparte periódicamente por zonas o barrios; lograr que el pueblo entero goce del agua es una utopía hace algunos años. Los paisanos piden a gritos a las autoridades mirar el problema con seriedad. No en vano el Gobernador, el Presidente del Comité Cívico y varios dirigentes cívicos provinciales son de este municipio, recuerdan. Y recapitulan también que en la última década Tarabuco mantuvo su condición de bastión oficialista. Al parecer, 2016 será el año de las demandas.

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