Más de 100 años de antigüedad tiene la creación del Mama Qhonq’achi (que en quechua significa para olvidar a la mamá), el típico pan del municipio de Arani. Las creaciones de las panaderas van desde 20 hasta los 50 centímetros de diámetro, en un preparado que, a un poco más del centenario de su creación, mezcla tradición e innovación.
Originalmente, el pan de Arani, según explicó Juana Miranda, vendedora y asociada de una de las panaderías centenarias de Arani, se lo hacía con harina de Pocoata (integral o “mestiza”), manteca de cerdo y preparado en horno de barro a leña y piso de ladrillo.
En la actualidad, por un tema de “salud” se prescindió de la manteca de cerdo, reemplazándola por vegetal. Asimismo, la harina no es cien por cien integral como antes, ya que se la mezcla con harina blanca, precisó Miranda.
Lo mismo sucede con el horneado del pan, ya que debido a las características de los hornos tradicionales, los panes de 30 y 50 centímetros no caben por la “boquilla”, que es pequeña. Para estas variedades los panaderos utilizan hornos industriales a gas.
La panadería Mama Qhonq’achi, que cumplió 100 años el 25 de julio de este año, todavía prepara el pan integral, que mayormente lo compran personas con diabetes, informó Reyna Camacho, propietaria.
Así también, Ortiz manifestó que para la festividad de Arani, sacan al menos 24 variedades de pan, como el de wilkaparu, choclo, cereales, bizcochos, entre otros.
“Por más que nos imiten, no es igual, tenemos un secreto muy especial, que lo llevamos en la sangre y en nuestros corazones, que es el amor a la satisfacción de nuestros clientes”, precisó Ortiz.
De acuerdo con Edgar Delgado, un comprador presente en la feria, el pan gusta por “la consistencia harinosa, que es su cualidad o especialidad. El pan sigue siendo agradable, ya no es como antes, pero aún sigue siendo mejor que el pan regular”.
Tomando en cuenta los cambios que fueron introduciendo los panaderos de Arani para la preparación, estos consideran “difícil y complicado” que el proceso de elaboración se industrialice, porque todavía es hecho a mano, hasta al momento de “t’aqllar” (aplanar) el pan.
“Como el pan es grande y difícil de llevar es complicado pensar en exportar. Si se lo industrializa (el pan) perdería su esencia”, agregó Miranda.
Aún así, ese detalle no evitó que el pan llegue a países como Argentina, Chile y Estados Unidos. “El pan de Arani, que es tan cotizado, va a donde el cochabambino viaja”, dijo Miranda.
Como explicó Ortiz, muchos cochabambinos viajan solo para comprar este “rico y único” pan, salidos directo del horno para “llevárselos bien calientitos”.
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