Entretanto, los dolientes invaden los mercados centrales con el objetivo de adquirir los productos más originales para “endulzar” la visita de las almas el 1 y 2 de noviembre próximo.
Un artesano, Larry Garnica, contó que la tradición fue heredada de sus bisabuelos y trasferida por varias generaciones. Sus dulces adornan las mesas o altares de difuntos de Santa Cruz, Beni, La Paz y Oruro. También llegan a Estados Unidos y España. Los dulces “atraen buena vibra para la familia y a las almas”.
En el pasado los dolientes sólo adquirían canastas, cruces, escaleras, ataúdes y ángeles. Hoy la gente busca artículos novedosos y que identifiquen los gustos que tenía la persona.
Entre los “pedidos especiales” que recibió este año la familia está una máscara de diablada, tarjetas de presentación en dulce, el casco de un policía y una cobra en honor a un difunto que se dedicaba a extraer venenos de víboras.
Los elementos “infaltables” en una mesa o mastak’u (ofrenda) de Todos Santos son la canasta para que el alma lleve todas las delicias dedicadas, la escalera, el ataúd y los ángeles. Sin embargo, también se adornan con elementos modernos como motocicletas, automóviles y helicópteros “para que las almas lleguen más rápido”. Los colores más solicitados para adultos son el morado y rosado; para niños el celeste y rosa; para personas solteras el blanco.
La familia emplea entre 100 a 120 quintales de azúcar para dulces de Todos Santos en su taller denominado “Dulcería Garnica-Arcos”, ubicada en la calle Brasil casi 25 de Mayo. El trabajo comenzó el 1 de octubre y concluye el 1 de noviembre a las 12:00. “Este día es el de mayor demanda”, contó Garnica. Preparan mesas “completas” desde 600 bolivianos hasta 3.500.
Otra de las elaboradoras con 50 años de experiencia, Deysi Rojas, contó que las novedades de este año son los escudos de equipos de fútbol, wallunk’as, casas y arados. También produce ángeles de hasta 1,40 metros y helicópteros de 3,5 metros. Señaló que Cochabamba es conocida por producir “el mejor dulce”.
El guía del museo de Arqueología de la Universidad Mayor de San Simón, René Machado, indicó que las innovaciones “no son un cambio, sino que se acomodan a la evolución de la vida”.
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