Sunday, March 23, 2014

El segundo altar en la Curva del Diablo

Entre las ciudades de La Paz y El Alto hay sólo tres lugares donde venden ollas de barro. Por ello, las que más abundan en el mercado son de aluminio.
En un recorrido que este matutino realizó se evidenció que sólo en la avenida Eduardo Abaroa, debajo del puente Abaroa, del macrodistrito Max Paredes, ofertan las ollas ecológicas, además de otros artículos como adornos, portallaves y maseteros.

Entre los cinco o seis puestos, la venta de las ollas ecológicas es escasa, pues los vendedores afirman que no las adquieren porque son muy frágiles y no son aptas para la cocina doméstica, ya que en La Paz la mayoría tiene ese tipo de cocina.
Los precios de las ollas de barro varían según el tamaño, los hay desde 20 hasta 80 bolivianos.
En la ciudad de El Alto, según información de las amas de casa, estas ollas se venden en la Feria 16 de Julio y en la zona Pasaje Caluyo, ubicada al norte de la urbe alteña.
Sin embargo, las de aluminio se ofertan en cualquier mercado de barrio, pero el sector más conocido es la calle Max Paredes, donde venden ollas, sartenes, utensilios y escurridores hechos de ese material.
El juego de cinco ollas de un material simple oscila entre 100 y 120 bolivianos, pero el de material grueso vale entre 150 y 200 bolivianos.
"Los juegos de ollas que tienen una capacidad de cinco a 50 platos por lo general nos compran para los hogares”, resalta doña Esperanza Ticona, quien vende estos utensilios desde hace cinco décadas.
Pero además de esas ollas, se ofertan las grandes, las que llevan los negocios de comida. "Vienen a comprar según la demanda que tienen en su negocio. Hay ollas para una capacidad de 100 hasta 300 platos de sopa, los primeros valen 130 bolivianos y los segundos 350”, comentó doña Cinthia Bravo, una de las vendedoras de estos productos.
Explicó que esas ollas son simples, es decir que son delgadas, pero también hay otras más gruesas y esas valen entre 200 y 470 bolivianos.
Página Siete publicó el jueves que se socializa el anteproyecto de Ley de Descolonización de la Alimentación, que busca que los restaurantes cambien las ollas de aluminio por las ecológicas, para mejorar la calidad de vida.
Según tres propietarias de restaurantes y cuatro comideras del mercado Vicente Ochoa, ubicado en la calle del mismo nombre, entre ambos tipos de olla prefieren las de aluminio porque son más durables, resistentes y de mayor capacidad.
"En La Paz es difícil conseguir las ollas de barro, pero aunque hubiera éstas son muy delicadas y además no hay ollas grandes como las que necesitamos en el negocio”, afirmó doña Adriana Condori, del restaurante Buen Gusto, ubicado en la calle Manco Kápac.
Según doña Jackeline Mendoza, comidera del mercado Vicente Ochoa, "las ollas de barro se rompen rápido, no duran y nosotros trabajaríamos para adquirir estos productos nada más”.
Las mayoría de las entrevistadas contaron que una olla les dura entre uno y cinco años.
¿Es dañino para la salud?
De acuerdo con una explicación que hizo el jueves el médico Roberto Medina a Página Siete, el aluminio es tóxico para las células, "especialmente en las células del cerebro”. "Puede producir demencia e incluso Alzheimer, aunque este último no está claramente comprobado”.
Según el director del Servicio Departamental de Salud, Henry Flores, si este utensilio va desprendiendo metales a medida que se va desgastando, provoca incluso insuficiencia renal.
"Los metales, especialmente el plomo, son muy dañinos para la salud”, resaltó la autoridad.
Por eso aseguró que impulsará un estudio en el departamento de La Paz sobre este utensilio para saber si es o no dañino.

Opiniones
Celestina Choque Vendedora de comida
"Yo no cambiaría mi instrumento de trabajo”
Desde que comencé en el negocio preparo mis comidas en ollas de aluminio, porque son más durables, por eso yo no cambiaría mi instrumento de trabajo por otro.
Creo que el sabor de la comida depende de la persona que la prepara, no de las ollas.
Si intentáramos cambiar de ollas no abastecería para todos los negocios, porque no hay muchos lugares que las ofertan. Ya son casi inexistentes.
Para cambiar las ollas también tendríamos que cambiar la cocina, porque las ollas de barro no pueden pararse en las semiindustriales, donde preparamos nuestros platos.

Irene Rojas
Dueña de un restaurante
"Las ollas nos duran máximo año y medio”
En el restaurante cocinamos almuerzo y platos extras para el mediodía, y platos variados acompañados de una sopa blanca para la noche. Por eso a nosotros las ollas nos duran máximo año y medio.
Preparamos entre 200 platos al día para el mediodía y para la noche, 100. La demanda es alta porque la gente que trabaja aquí alrededor, cerca a la calle Figueroa, y además los vendedores en los puestos callejeros piden nuestros platos.
Como tenemos mucho cliente debemos preparar en grandes ollas nuestra comida y por eso lo hacemos en ollas de aluminio.



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