Ahora que la modernidad ha reemplazado las prendas típicas por otras ligeras y más económicas, varias instituciones intentan unir esfuerzos para revalorizar el del sombrero qhochala. La primera iniciativa se plasmó en la aprobación de la Ley Municipal 46/2014 que declara a este ícono Patrimonio Cultural e Histórico.
Con ese mismo objetivo la Asamblea Departamental pretende promulgar una ley departamental que inste a los municipios a preservar, proteger y promocionar del sombrero. Debido a que este símbolo departamental está en riesgo de desaparecer.
A pesar del paso del tiempo aún existen talleres dedicados a elaborar esta prenda. Uno de los pocos artesanos que todavía se dedica a este oficio es Eduardo Pereira Lafuente. Contó que aprendió el oficio de su padre a sus 15 años. Lleva 45 años haciendo y refaccionando sombreros. Cada mes fabrica 50 de estas prendas. Pero, la mayoría son para el flete de los trajes típicos. También, elabora sombreros en miniatura para las ferias turísticas del departamento.
Cada vez son menos las mujeres que usan el sombrero de copa alta, decorado con una cinta negra. Por lo general, son las abuelas las que mantienen la tradición. Las más jóvenes prefieren usar los de plástico hechos en China, debido a que es más barato, liviano y no se daña rápido. Entretanto, el de yeso hay que cuidarlo. “El sombrero es delicado hay que cuidarlo, porque puede romperse con una caída. Hace unos 40 años, el taller de mi padre estaba repleto de sombreros que traían las qhochalas, para ser refaccionados. Pero, con el tiempo esto cambio”, contó Pereira.
El artesano explicó que la fabricación del sombrero comienza con la compra del hilo de algodón. Luego, un grupo de artesanas se encarga de tejer la base. Posteriormente, se le da forma en un molde, donde se vacía una mezcla de tiza molida y óxido de zinc. La prenda tiene que secar durante un día.
El antropólogo, José Antonio Rocha, sostuvo que la altura de la copa y el ancho varían de acuerdo al lugar. En Arani, la copa era mediana con el ala ondulada. En Cliza la copa era alta con ala plana. Además, existía el sombrero lechero que era más grande. Así la prenda servía para revelar la procedencia de la mujer y su estado civil.
La antropóloga y docente de la UMSS, Esther Balboa, manifestó que para volver a posesionar el uso de este sombrero se requiere mucho más, debido éste es usado sólo por las mujeres de la tercera edad. En cambio, las mujeres más jóvenes lo han cambiado por el sombrero de plástico.
A esto se suma que la mayoría de los artesanos que fabricaban esta prenda han fallecido y no existe una escuela que enseñe el oficio a las nuevas generaciones. “La ley servirá para guardarlo en nuestra memoria histórica”, dijo. Pero, además, considera que la norma está incompleta, debido a que no se refiere al sombrero del varón. “No podemos imaginar bailar una cueca sin que la pareja lleve ambos sombreros”.
El sombrero qhochala tiene sus orígenes en las prendas traídas por los españoles en el siglo XVI y se impuso en el XVII con el mestizaje (mezcal de español e indígena). Con el tiempo se integró a la vida diaria de las mujeres. Por la tradición oral se conoce que existían al menos tres tipos de sombreros uno para el mercado, otro para las fiestas y uno para el quehacer cotidiano.
El primer sombrero q'cochala era fabricado con el cuero de ojeja o la lana de Oveja o siempre fue con hilo de algodón?
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