Las tradiciones de San Juan sobreviven más en Porongo y en la periferia de la capital cruceña. En la primera, se encendieron dos enormes fogatas, se bautizaron a los niños en las aguas del río Piraí y caminaron sobre las brasas. En la segunda, pese a la prohibición de fogatas, vecinos de los barrios alejados encendieron una que otra hoguera, sobre todo para la quema de basura, plásticos, cosas viejas y restos de poda.
Porongo celebró la fiesta desde temprano. Por la tarde, un grupo de 10 niños fueron bautizados en el río y, posteriormente, el párroco Raúl Arrázola celebró la misa acompañado de la orquesta misional. “Esta es la alegría que deben experimentar estos niños y ustedes. La alegría de ser hijos de Dios, no de los excesos ni de los musicones”, reflexionó.
Si bien al caer la noche no había mucha gente, cerca de las 23:00 la asistencia comenzó a ser más fluida.
Poco antes, el alcalde Julio César Carrillo y la concejala Margoth Justiniano habían dado la bienvenida a los cinco atletas que llevaron desde el monumento al Chiriguano, de la ciudad, la antorcha para encender una gran fogata montada en la plaza de Porongo. En ese momento, el cielo se llenó de fuegos artificiales y la fiesta continuó hasta el tradicional pisado de brasas a la medianoche. No faltó el ‘guasqueado’ de niños que, según la creencia, les permitirá crecer de tamaño.
Una que otra fogata
La Dirección de Medioambiente de la comuna capitalina desplazó cerca de medio millar de funcionarios y gendarmes a los que se les plegaron policías para salir a patrullar los barrios para apagar las fogatas que están prohibidas según la ordenanza 048/2001.
El año pasado los distritos donde se prendieron hogueras fueron el 6 (Pampa de la Isla), 7 (Villa Primero de Mayo), 8 (Plan Tres Mil) y 12 (Los Lotes), hacia los cuales se dirigieron las brigadas con matafuegos, con lampas y con palos para deshacer las hogueras.
En un recorrido por el barrio La Cabaña (D-6), en un radio de tres cuadras, hubo tres piras de consideración, siendo los promotores grupos de niños y adolescentes que aprovecharon la ocasión para quemar las bolsas de basura y ramas secas.
“Hace tres meses mi marido podó los árboles, sacó los gajos a la acera y la Alcaldía no los hizo recoger, ahora hemos aprovechado que es San Juan para quemar todos los desperdicios, aunque mi familia no ha festejado con panchitos o bebidas porque el dinero no nos alcanza”, refirió la vecina Sonia Suárez.
Asimismo, en los barrios situados en el centro de los distritos 6, 7 y 8 no había ni festejos ni fogatas, pero no sucedió más allá del octavo anillo, donde cerca de la medianoche comenzó a notarse la humareda y un fuerte olor a llantas y bolsas de polietileno quemadas.
Tradición católica
Santa Cruz de la Sierra heredó de la Colonia española muchas costumbres con ocasión de la festividad de San Juan, como la de bañarse a la medianoche del 23 de junio con tutuma para mantener la lozanía de la eterna juventud y la de azotar o ‘guasquear’ a los niños petizos o ‘guatocos’ para que crezcan, tradiciones que hoy no se practican, así lo anotó Aquiles Gómez en su libro ¡Qué tiempos aquellos de mi viejo Santa Cruz!
Otra usanza que se ha perdido entre los niños y jóvenes es la de construir pequeños corrales con una capa de ceniza para que al día siguiente queden marcadas las pisadas de los animales que en su vida adulta iban a poseer, en especial de caballos, vacunos y porcinos.
Los árboles que daban pocos frutos también sufrían los azotes y de pequeños cortes de machete para fertilizarlos.
Asimismo, Gómez recuerda que la costumbre de caminar sobre brasas proviene de los pueblos de Chiquitos, que fueron misiones jesuíticas.
Tres barrios, tres festejos
En la capital cruceña el barrio San Juan del D-7 es el que prepara una gran fiesta en su serenata con la elección de su reina de belleza; este año tuvo ocho concursantes, y la participación de varios grupos musicales.
El barrio San Juan de la Colorada no se queda atrás y también festeja con una serenata, con la elección de su reina y con una fogata eléctrica.
El que tiene un festejo austero es el San Juan de la UV 193, situado en el norte al final de la avenida Beni, donde un grupo de vecinas asistió a una misa, a las 19:00, pues el domingo adelantaron su kermés
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