El municipio de La Paz cuenta con al menos 30 espacios sagrados, entre apachetas, wak’as, achachilas y mama qutas. La espiritualidad practicada en estos lugares será declarada Patrimonio Cultural Inmaterial, de acuerdo con un proyecto de ley impulsado por la concejala Beatriz Álvarez.
“El objetivo de esta norma es revalorizar y preservar esta espiritualidad, que no solo pervive en la memoria de los paceños, sino en su vida cotidiana”, afirma la legisladora, quien trabaja en el proyecto en coordinación con la Secretaría Municipal de Culturas y la Delegación Municipal de Interculturalidad.
Lo sagrado, según la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco), “alude tradicionalmente a la condición especial que una sociedad otorga a determinados objetos o lugares, o a entidades más abstractas. En la esfera del patrimonio, esta condición suele proceder de la dimensión religiosa y espiritual de los objetos en sí”.
En el marco de esta iniciativa, Culturas realizó un relevamiento de los espacios considerados sagrados en los nueve macrodistritos –urbanos y rurales– del municipio de La Paz. Como resultado de dicha tarea, se han identificado 30 sitios, entre apachetas, wak’as, achachilas y mama qutas, clasificación propuesta por dicha repartición edil y oficiantes rituales, como amautas y yatiris.
Según los proyectistas de la norma, las apachetas son hitos sagrados ubicados en el camino de los viajeros; son sitios “para dejar el cansancio”, pedir y agradecer a la Pachamama y los apus por los favores recibidos. Ejemplos de estos lugares son las apachetas de Ciudad Satélite y la de Llaullini, que se encuentran en los macrodistritos de Cotahuma y Zongo, respectivamente.
En tanto, las wak’as son elementos de la naturaleza, como un lago, un río, una roca zoomorfa o antropomorfa, que tienen personalidad propia y simbolizan el poder de la naturaleza. Por ejemplo, la Awki Qullu Wak’a (Muela del Diablo) y la Wak’a Valle de la Luna, situadas en Mallasa.
Las achachilas son lugares considerados como “padres protectores” de la comunidad. Generalmente son cerros muy elevados. Por ejemplo, las montañas Huayna Potosí y el Chacaltaya, que se erigen en los macrodistritos Zongo y Hampaturi, respectivamente.
Las mama qutas son lagunas sagradas percibidas como “madres protectoras”. Representan “la sangre” de la naturaleza. Por ejemplo, el sector denominado Siete Lagunas de Periférica es considerado una mama quta.
“Los rituales se practican en diferentes fechas del año y con diferentes motivos”, explica el sociólogo Marcelo Fernández, asesor de la concejala Álvarez. “Estos espacios sagrados forman parte de los derechos espirituales y universales, están relacionados con la vida, alimentan a la subjetividad humana y a la comunidad; determinan su manera de vivir, el desarrollo de la identidad y coadyuvan a las situaciones materiales insatisfechas”.
La concejala Álvarez prevé que la norma será aprobada en agosto, mes dedicado a la Pachamama en el mundo andino.
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