Antes de iniciar la narración de Tembladerani, haré una ligera relación de los temblores de diferentes grados de intensidad que asolaron las diferentes zonas de la ciudad de La Paz. –Datos que me fueron proporcionados gracias a la gentileza del entonces Director del Observatorio de San Calixto, el sacerdote Jesuita Ramón Cafré.
El 2 de abril de 1582, se produjo uno de los primeros temblores, que se sabe ocurrieron en La Paz; esto se supo recién en 1752 por una publicación anónima en Amsterdan, titulada Antiguas Revoluciones del Globo.
En 1681, la crónica de los padres agustinos de Lima, relata un movimiento sísmico que destruyó los pueblos de Canona y Ango-ango, comentado por Diego Cabeza de Vaca.- El historiador nacional Luis S. Crespo en su obra “Geografía de Bolivia”, dice que los pueblos desaparecidos estaban a una legua de distancia de la ciudad de La Paz.
En el año 1837, hubo otro deslizamiento próximo a las colinas de Killi-killi. –En el año 1873 hubo un temblor de mayor intensidad, fue en la región de Tem-bladerani, en este desastre murieron 72 personas.
El 21 de febrero de 1947, a las 13:35 se sintió un temblor de mayor intensidad cuyo epicentro se hallaba en la población de Sorata, en los pueblos de Consata y Mapiri, donde fueron destruídas 120 viviendas.- En la ciudad de La Paz, se rompieron vidrios, se rajaron las casas, se desmayaron varias personas y otras presas de pánico, salieron a las calles para protegerse de los posibles derrumbes, pero felizmente el sismo duró pocos segundos.
El 23 de agosto de 1957, sorprendió a la ciudad otro temblor, que también tuvo su origen en la región de Consata.
Finalmente el 1 de agosto de 1963, a 300 kilómetros de La Paz, se produjo un temblor de 4°, originado a 543 kilómetros de profundidad.
En los datos proporcionados por el padre Cafré, no figura un temblor ocurrido en 1939 en la región de Mallasa, que dividió una propiedad en dos partes, cortando el camino con un deslizamiento de 100 metros más o menos.
TEMBLADERANI.- Ahora voy a referirme al sismo de mayor magnitud ocurrido en esta ciudad el año 1873, en la zona que hoy se llama Tembladerani, debido al fuerte temblor que su-frió y del que fue testigo ocular mi abuela materna. Inesperadamente en la ciudad se escucharon ruidos extraños, semejantes al retumbar de un trueno lejano; la población alarmada se dirigió al lugar de donde provenían los ruidos y entre los curiosos estaba mi abuela; quedó aterrada al contemplar como se habían abierto enormes grietas, transformando completamente esa región en barrancos y promontorios de tierra irregularmente situados.- Al producirse los deslizamientos, habían arrastrado viviendas campesinas, sembradíos y ganado.
Todo aquello ofrecía un cuadro desolador, algunos bueyes enterrados hasta el cuello; otros, de los que sólo aparecían sus extremidades; murieron en este desastre 72 personas.
Pasado el temblor, los campesinos, sus fa-miliares, llorando, cavaban la tierra para recuperar a sus familiares, sus bienes y el ganado muerto; contaba mi abuela que los padres franciscanos rezaban, y echando agua bendita, caminaban por esos campos desolados, un-giendo a la vez el agua a los aterrorizados pobladores.
LA LEYENDA.- Este hecho ocurrido hace más de 100 años fue narrado de padres a hijos, cuando no se conocía la radio, la televisión y otros adelantos de la vida moderna. En esa época, en todo hogar, la familia se reunía en el comedor y de sobremesa dialogaban, comentaban hechos ocurridos, leyendas, casos extraños, extraordinarios de desaparecidos, pícaros fantasmas que jugaban bromas pesadas, lo que en la actualidad podríamos calificarlos co-
mo casos metafísicos, y de otras narraciones como las crónicas de la Supay Calle, la viuda de Churubamba, etc. De esta manera llegué a conocer la leyenda de Tembladerani, basada en un hecho real.
En esa época Tembladerani era una región fértil con extensos campos de cultivo, especialmente de papas, maíz, hortalizas y guindales, donde centenares de campesinos vivían felices y ajenos a lo que ocurriría el día menos pensado.
Era un día de sol, que los campesinos aprovechaban para cosechar las papas; cada familia formando un grupo aparte, se dedicaba a escarbarlos surcos y extraer el producto de su trabajo.
Cuando estaban entretenidos en plena cosecha, se presentó una señora de rostro pálido, vestido de negro, acercándose al primer grupo pidió le obsequiaran un poco de papas, la campesina le dio una pequeña cantidad, diciéndole en tono cariñoso: Mama, cómo viniste de tan lejos por un poco de papas, a ésta y a las que tenían igual comportamiento, les indicaba que se alejaran de inmediato del lugar, lo más distante posible con sus familiares y sus animales; otras, que sólo la insultaban y se negaban a darle papas; no les decía nada y se alejaba en silencio; recorriendo de esta manera toda la extensión del poblado.
Cuando ésta señora terminó el recorrido y desapareció, la tierra comenzó a temblar y con estruendo aterrador se abría y deslizaba para sepultar en sus entrañas viviendas, campesinos, animales y el producto de ese día de co-secha.
El pueblo, en sus comentarios, decía: que la señora que caminó ese día sobre los sembradíos, fue la Virgen de la Concepción que se presentó para probar el corazón de los pobladores y premiar a los buenos y caritativos.
A este movimiento sísmico debe Temblade-rani su nombre; al revisar una escritura de ven-ta de un terreno de la región, fechada en 1910. El nombre de toda esa región era provincia de San Pedro de Nuestra Señora de La Paz y la parte que forma las calles Aspiazu y Abdón Saavedra se llamaba Huaychuni. Este fue su verdadero nombre.
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