Saturday, November 12, 2016
La “llorona” asusta a San José de Pocitos
Desde hace varias noches atrás, los vecinos que viven cerca de la frontera de Yacuiba y Salvador Mazza, no pueden dormir tranquilos, pues oyen un lamento que viene de lo lejos y que lo atribuyen a la “llorona”; una mujer de pelo negro y vestida de blanco, cuya alma en pena divaga por los esteros oscuros en busca de sus hijos fallecidos, según cuenta una leyenda.
Alex es un joven vecino de la zona y cuenta que los habitantes del lugar temen salir en altas horas de la noche debido a que la leyenda de la “llorona” volvió a ser escuchada con más fuerza en los últimos días, avivada por la reciente aparición de un espectro en Salvador Mazza, que fue capturado en una imagen por gendarmes de Argentina.
Una quebrada divide a San José de Pocitos (Bolivia) de Salvador Mazza (Argentina), misma que según los vecinos es muy peligrosa porque por ahí transitan malvivientes y personas dedicadas a lo ilícito, de ambos países. Desde la casa de Alex, la espera empieza en el afán de confirmar los rumores que atemorizan la frontera.
Es la una de la madrugada y tras varios mates cebados, se empieza a escuchar unos gritos, como una especie de lamentos por un lapso de tres minutos aproximadamente. No son lamentos constantes sino que irrumpen como si quien los provocase se tomara el aire para gritar lo más fuerte posible.
Provienen de adentro del monte negro que separa a ambos países, y por la distancia son demasiado débiles para ser grabados. Si bien podría tratarse de un animal, para Alex y sus amigos no hay dudas, es la “llorona” que se acerca al lado boliviano. Incluso algunos aseguran que ha llegado y se aparece por el cementerio, ubicado al lado de la quebrada.
De día, San José de Pocitos se ve poblado a diferencia de la noche. Doña Isabel quien vive cerca del cementerio, cuenta que una noche escucharon llantos similares provenientes del interior.
“Era tarde, tipo la media noche –relata-, aquí a veces no se puede dormir por el calor entonces nos ponemos a matear entre familia o con algún conocido. Y fue hace una semana mientras charlábamos, que escuchamos que gritaban desde el cementerio, algunos muchachos que pasan por ahí contaron que escucharon también los gritos, por lo que ya no han estado yendo últimamente por esa parte”.
Doña Isabel no es la única que oyó gritos provenientes del cementerio, pues don Alberto quien es albañil y vive por ahí, asegura que también los oyó recientemente cuando retornaba a su casa, sólo y después de una noche de farra.
“Pasaba por la acera del cementerio y de repente oí un grito fuerte que venía de adentro. Yo no soy de temerle a esas cosas pero con tanto comentario de los vecinos de acá me persigné y pasé nomás sin mirar por las rejas. Vaya a saber si era la “llorona”, pero se me estremeció el cuerpo como si me avisara de algo, y eso que soy baquiano oiga”, comenta.
Ya sea del denso monte que separa a Bolivia de Argentina o desde el cementerio, los relatos se parecen y proliferan, llegando incluso a Barrio Nuevo, otro lugar cercano a la frontera y similar a San José de Pocitos.
Los comentarios pertenecen a gente de todas las edades, pero quienes más temen son los niños, que últimamente según doña Isabel dejan de jugar más temprano o cuando ven que el movimiento en las calles comienza a disminuir.
“Algunos papás están contando la historia para que un poco se recaten sus hijos, ya no se ve como antes a los chicos jugando, otra cosa sería decir por el tema de la delincuencia que es un problema que teníamos también acá, por pandillas que salen solamente en la noche, pero los niños le tienen más miedo a la llorona”.
A esto se suma una imagen que circula en todos los celulares, donde se muestra la figura de una mujer vestida de blanco y con pelo largo. “Se dice que gendarmes fotografiaron a La Llorona”, reza la descripción que acompaña la foto subida por el medio de comunicación “Noticias Pocitos”, donde se observa la figura de la mujer en medio de la oscuridad.
Si bien la historia de la llorona es conocida en toda Latinoamérica, varía en sus detalles dependiendo de cada país. En Argentina existen dos corrientes; una que habla de que era una mujer que mató a sus hijos arrojándolos a un río, por lo que se suicidó a causa del sentimiento de culpa. Se la describe como una mujer alta y estilizada vestida de blanco, a quien no es posible verle la cara y, en algunas ocasiones, tampoco los pies, de modo que parece que flota en el aire cuando se mueve.
Se ve a la llorona como un espíritu que constantemente busca venganza y que anda por las noches preguntando donde están sus hijos.
“Si se le encuentra por los esteros con esta pregunta entonces deberán decir una dirección y ella irá tras la misma, pero en caso de decir no sé, muestra su verdadero rostro que es como demonio. Por otro lado, están quienes piensan que solamente es un alma en pena que está sufriendo por la pérdida de sus hijos y que necesita consuelo para estar mejor”, explica don Alberto Cáceres, ávido lector de leyendas urbanas de todo el mundo.
Cuenta que la otra versión de la llorona da cuenta de que era una mujer que allá por el año 1975, cuando Argentina estaba en guerra, cuidaba su hija de casi 2 años como cualquier madre lo haría, pero un día se la arrebataron. Se llamaba María del Carmen Monterriego, quien según dicen, tras la pérdida de su hija deambuló descontroladamente por las calles hasta que un día se ahorcó en una cabaña abandonada y alejada, por el año 1978. Su cuerpo fue hallado luego por la Policía, después de un año de búsqueda.
Se piensa que quien oye o logra ver a la llorona, es un signo de mal presagio, pues se cree que a partir de aquello todo le saldrá mal en adelante, sobre todo porque se enfermará, o alguno de sus familiares se pondrá mal, empeorando así su situación.
Por último, algunos dicen que ella les da un abrazo de muerte a quienes andan en caballo a altas horas de la noche. En caso de encontrarla de frente, según Cáceres, ya no grita solamente, sino que exclama: “mi hija!, mi hija!, donde está mi hija, te quiero, vuelve hija”.
Más allá de que algunos crédulos se toman en serio la leyenda, hay quienes no creen para nada en que la llorona se esté acercando cada vez más a Yacuiba.
Algunos relatos obtenidos de vecinos que viven más hacia el centro de la ciudad, dan cuenta de que hace un par de años circuló una historia similar, la de una mujer de buena posición social que vivía en una de las casonas antiguas del casco viejo yacuibeño, quien por problemas sentimentales perdió la cordura y empezó a divagar de madrugada por las calles atemorizando a quienes se cruzaban en su camino.
Jorge es un taxista de Tarija que vive en Yacuiba hace 12 años, asegura que vio a esta mujer, caminando en una de las plazas de Yacuiba, que se caracterizan por el verdor de sus jardines y sus esculturas.
“Yo vivo en Barrio Nuevo y es cierto que se está empezando a hablar con fuerza de la llorona. Sería mentirle si le digo que no oí algunas noches esos quejidos, pero fácilmente podría tratarse de algún bromista, gatos o algún tigre que vive en el monte. Lo que sí puedo atestiguar es que hace un tiempo vi a una mujer de pelo negro deambulando por las plazas, colegas taxistas también la vieron pero en otros lugares, lo último que se dice es que la mujer enloqueció y se la llevaron a un manicomio”, finaliza.
LA LEYENDA SEGÚN EL PAÍS DE ORIGEN
La llorona de Perú
El origen de la Llorona de Perú se remonta a los tiempos coloniales. Por aquellos días había una señorita llamada Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, la cual era la hija de un hacendado con mucho dinero y poder. Carla se enamoró de un joven común y decidió comenzar un amorío a escondidas de su padre. Pasó el tiempo y juntos tuvieron tres hijos; pero un día la joven encontró a su prometido con una amante, por lo que cegada por la ira mató a su pareja infiel y a la mujer. Después hizo lo mismo con sus hijos, y luego se suicidó.
La llorona en Ecuador
La leyenda cuenta que hace muchos años, una mujer fue abandonada por su esposo. Ella se quedó sola, sin dinero y con un pequeño niño a cuestas. Esta situación enloqueció por completo a la mujer que había creído ciegamente en el hombre que luego la engaño y humilló. En un arrebato de total locura ella se dirigió rápidamente al río, en donde ahogó a su hijo. Luego, al tiempo recobró temporalmente la cordura y se dirigió al río para buscar a su primogénito. Con el correr de los días encontró el cuerpo, pero al mismo le faltaba un dedo.
La llorona en Colombia
En Colombia la llorona deambula con un niño en brazos. Éste parece un ángel pero tiene su mirada clavada en la madre como si ella hubiera sido quien le quitó la vida. Esta alma vaga y grita del dolor que le causa la muerte de su hijo, se paran grillos en su cabello y tiene también la cara como una horrible calavera que dentro de sus ojos alberga bolas de fuego que no se apagan. Algunos nombres que se le dan a este espíritu son “La María Pardo” o bien “la Tarumama”.
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