Recibir de regalo un bebé de yeso este 1 de noviembre ayuda, según la tradición, a tener hijos. Los muñecos -que deben ser bautizados en el Cementerio el día de Todos Santos- se venden en la zona Max Paredes, a precios que oscilan entre 25 y 85 bolivianos.
"A las señoras que no pueden tener bebés, les regalan este bebé de yeso en Todos Santos para que así tengan sus wawitas”, explicó Jaqueline Hidalgo, vendedora en un puesto de muñecos de yeso en la avenida Mariscal Santa Cruz. Esta costumbre -aseguró- es antigua pero volvió a ganar fuerza en los últimos años.
Para que el deseo de ser madre se cumpla, hay acciones que se deben seguir. "Debe ser un obsequio, no sirve si se compra una misma. Una vez que te regalan, tienes que cuidarle como si fuera un bebé de verdad: lo colocas en tu lugar favorito de la casa y lo mimas. Si hay fe, la familia va a tener un bebé”, aseguró Hidalgo.
La vendedora también explicó que, por lo general, son las mamás las que dan este regalo a sus hijas. "Muchas madres vienen cuando sus hijas no pueden embarazarse. Varias veces ya me han venido a agradecer cuando les ha funcionado. Incluso, una vez me trajeron cajas de frutillas cuando se embarazaron”, cuenta.
Milton Eyzaguirre, antropólogo del Museo de Etnografía y Folklore (MUSEF), explicó que en la tradición andina, noviembre es un mes dedicado a la fertilidad. "Las almas se encargaban de dar fertilidad a los sembradíos, a los animales y a las personas. Por eso también en este mes se acostumbraba ‘robar’ a las mujeres, que significaba pedir matrimonio”, aseguró. De ahí que en esta época las urbes realizan sus propios ritos de fertilidad.
Eyzaguirre contó que al obsequio del bebé de yeso se suma el bautizo de la figura. "El día de Todos Santos las personas realizan un bautizo fingido al bebé de yeso. Con sacerdotes y padrinos falsos que representan el acto para que se haga realidad”, sostuvo.
"Estoy buscando un bebé para regalarle a mi prima. Conozco esto de las wawitas de yeso desde siempre. Es una tradición bonita y es para ayudar a las parejas", contó Paola Ticona, después de comprar un muñeco pequeño a 25 bolivianos.
Si tras recibir el obsequio, una mujer "recibe el milagro de ser madre”, para continuar la cadena deberá pasar el muñeco a alguien más. "El bebé es celoso, por eso cuando la pareja ya ha tenido a su wawa, deben regalarlo para que otros lo cuiden y reciban la bendición también”, explicó Feli Ramos, vendedora de yesos en la Mariscal Santa Cruz.
Ramos aprendió esta costumbre de su abuela, quien ya tenía un puesto donde vendía bebés de yeso. "Desde niña que he conocido esto. Es una costumbre que se fue perdiendo. En comparación a otros años, está volviendo a aumentar la venta, pero no es como antes”, afirma ahora.
La tradición funciona -aseguró la vendedora- cuando uno cree y sigue los pasos. "Cuando uno regala con cariño, lo bautiza el día de Todos Santos y la familia tiene fe, estos bebés no fallan. Desde mi abuela que he visto que sirven y por eso sigo con la tradición”, aseguró la vendedora.
Noviembre es el mes de fertilidad
El mundo andino celebra, desde noviembre, la fertilidad. Esto -aseguró el antropólogo del Museo de Etnografía y Folklore (MUSEF) Milton Eyzaguirre- dio origen a la costumbre de los bebés de yeso.
"La visión andina creía que las almas llegaban en noviembre y se quedaban hasta Carnaval. En ese tiempo, los difuntos cumplían la función de dar fertilidad a las semillas, los animales y las personas”, explicó. Antes, aseguró Eyzaguirre, la muerte era parte de un ciclo pues los difuntos se encargaban de dar nueva vida.
Según el especialista, las mujeres solteras o aquellas que no pueden tener hijos buscan estas figuras de yeso para pedir la ayuda de las almas. Toda esta costumbre tiene un origen andino.
"Es muy interesante ver una wawa de yeso en el contexto del Día de los Muertos, pero si conocemos el origen de esta fiesta, todo tiene sentido”, afirmó.
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