Tuesday, November 4, 2014

Wallunk’as celebran amor y fertilidad

Con wallunk’as, coplas picarescas, gastronomía típica del valle cochabambino y un ritual que rinde homenaje al amor y la fertilidad, ayer, cientos de cholitas despidieron en medio del vaivén en los columpios a las almas de Todos Santos en el valle bajo y alto de Cochabamba.

“Aquí hay chicha/ Ay palomitay/ Con una chica de yapa/ Por vos viditay”, fueron, entre algunas, las coplas quechuas que fueron entonadas por las mujeres de pollera, quienes arribaron masivamente a la comunidad de Vargas Linde, distante a tres kilómetros de Vinto. Allí, los comunarios organizaron el “Festival Ancestral de la Wallunk’a”, el cual aseguran se celebra desde sus antepasados. La fiesta de la vida que inicia con la despedida del alma el 2 de noviembre o Día de los Difuntos, se caracteriza por ser un rito de fertilidad y enamoramiento con elementos eróticos y sensuales que tienen como protagonista a la mujer de pollera.

La cholita, Julia Terceros, como cada año, asumió el reto de columpiar en una wallunk’a de siete metros de alto. Fue su esposo, quien la “izó” o elevó con sogas debido a que asegura que requiere una técnica y “él sí sabe cómo hacerlo”. Tras ello no demoró más de cuatro minutos en obtener un balde decorado con flores de campo, frutas de temporada y pasancallas de diferentes colores con sus pies. Al terminar una “diana” dio cuenta de su logro. La celebración fue coronada con una tutuma de chicha y mistura.

Sin embargo, Terceros observa que a diferencia del pasado, hoy las tradicionales canastas fueron sustituidas por objetos de plástico. Entre ellos, baldes, sillas e incluso basureros que son decorados con claveles, ilusiones y gladiolos y pasancallas.

Además en su interior guardan “vales” para obtener de forma gratuita diferentes tipos de comidas típicas y chicha.

A diferencia del valle bajo, en otros municipios del valle alto las wallunk’as también tienen como “premio” muñecas. Según la tradición, ello significa que la joven que logre sacar el mismo, será premiada con un bebé el próximo año.

Tradición

Huáscar Mercado, dirigente de Vargas Linde, informó que durante el festival ancestral “el público escoge a la cholita que canta y columpia mejor”. Tras ello la proclama como “reina”. Asegura que “hay que saber columpiar”. Requiere de una técnica y no puede hacerlo cualquiera.

Al igual que Terceros, cientos de cholitas, en su mayoría jóvenes, acudieron a la tradicional “wallunk’eada”. Al respecto, Leydi Muños, cuenta que se trasladó desde Ironcollo, en el municipio de Quillacollo debido a que en “Vargas Linde hay más wallunk’as con mejores premios”. De igual manera, la cholita, María Juana Paniagua llegó desde la zona Taquiña para columpiar por “tradición” en una wallunk’a de ocho metros.

Cuenta que debido a que adquirió rápidamente el balde, tendrá “buena suerte para un año más de vida”.

Tradición

Según el profesor, Wilfredo Camacho, la wallunk’a es considerada “una alegoría del amor para los jóvenes. Pero para enamorar hay que cantar, bailar y enamorarse con cariño”.

Explicó que según la tradición de los abuelos, el proceso de enamoramiento es realizado a través de cantos y coplas en quechua. De este diálogo y rito propio del valle cochabambino son parte la cholita y el jalador o izador.

Sin embargo, observa que en la actualidad la fiesta se “tergiversó” porque adquirió valores comerciales. Ahora las cholitas pagan entre 10 y 20 bolivianos por participar del columpio ya sea en el valle alto o bajo de Cochabamba. A ello se suma que el exceso de bebidas alcohólicas empañan la fiesta.

Simbolismo

Las investigadores Claudia Inés Jáuregui e Iris Gabriela Mejía aseguran en su artículo denominado “Antro- Semiótica del rito: dinámica, vida y muerte en la feria del Mast’aku y la Wallunk’a nativa de la localidad de Tiataco”, que el columpio es “un homenaje a la vida, la fertilidad, la reproducción y el amor”. Añaden que durante la misma se agradece a la Pachamama (Madre Tierra) por los productos recibidos. Añaden que el ritual es un vaivén entre la vida y la muerte. Allí la vida se expresa con coplas, el colorido de las flores, la luz, convivencia, comida, el juego, la reciprocidad y productividad. En este proceso, la cholita es la portadora del mensaje de agradecimiento a la Pachamama y el varón es “imprescindible” de la reproducción y el vaivén.

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