E l puesto de doña Anastasia Garay es un banco internacional en el que los billetes varían en tamaños, cortes y países de origen. Reales, yenes, yuanes, euros, libras y más están en oferta. "Vendo desde que tenía 10 años. Empecé como ambulante y no he parado”, dice Garay, decana de la feria de Alasita, de 70 años.
"Yo empecé cuando la feria era en San Pedro. Vendía billetitos en las calles hasta que se trasladó la feria a la avenida Montes y ya conseguí un puesto. De allí nos fuimos a la Tejada Sorzano. Después vinimos aquí, a la avenida del Ejército, luego a la Terminal; de ahí a la Tejada Sorzano otra vez y ahora estamos en este campo ferial. He pasado por muchas calles con esta feria”, cuenta Garay desde su puesto, lleno de periódicos y billetes.
Su madre la impulsó a iniciar su negocio hace 50 años y, cuando Anastasia se casó, su esposo fue su compañero de ventas. Actualmente, sus hijos y nietos le ayudan a dirigir su pequeño espacio en la feria de Alasita. La mujer de pelo cano y actitud atenta vuelve cada 24 de enero a su puesto.
El banco alasitero
La variedad de billetes que oferta el banco de Garay responde a la demanda de sus compradores. "Muchos viajan a China, entonces les ofrecemos yuanes. Este año he traído los reales porque mi hijo viajó a Brasil y me los ha conseguido. Igual una señora me ha regalado unas libras. La gente lleva estos billetitos para tener éxito en el país donde vayan. Además, el primer día de venta nosotros les hemos regalado cerveza a los que compraban más”, contó.
En sus años de experiencia en la feria de la miniatura, Anastasia vio como todo cambió con el paso de tiempo. La inclusión de nuevos amuletos, diferentes billetes y la forma de venta no transformaron, sin embargo, la costumbre ni la fe de los paceños. "Antes se vendían los billetes por fardos completos. Cada año van cambiando las cosas, poco a poco han ido mejorando las ofertas. Pese a todo, lo más importante del festejo no se ha perdido. La fe sigue vigente después de tanto tiempo”, explicó.
Coleccionista y amauta
Para Garay, los billetes han llegado a ser más que la forma en que se gana la vida. En su puesto expone también su colección de billetes nacionales que recolectó desde que era una niña. Según la vendedora, cada uno muestra un tiempo y un país diferente.
"En mi colección tengo billetes que ya no existen ni en el Banco Central de Bolivia. Incluso, un señor me ofreció 400 dólares por uno de mis billetes, pero no lo he vendido. Es de mi colección y no lo cambiaría así no más, cada uno tiene muchos recuerdos cargados”, afirmó doña Anastasia.
La comerciante tiene, además, un espacio para las bendiciones y sahumerios. Sus años como vendedora le ayudaron a aprender más sobre los rituales que deben seguir durante el festejo. "Yo hago los sahumerios sólo el 24. Ya aprendí los ritos y cómo se debe actuar. No es algo difícil, pero en otros días prefiero dejarlo a los amautas”, dijo con una sonrisa.
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