Alegría, baile, coplas y mucho colorido caracterizan al carnaval cochabambino, época donde las penas se olvidan y se da rienda suelta a la diversión. Pero también en este tiempo se rinde tributo a la Pachamama, con uno de los símbolos más importantes: la q’oa.
Q’oa es el nombre de la hierba aromática o incienso que se utiliza para estos sahumerios rituales, ya que según la creencia, el humo tiene la cualidad de llegar hacia los seres tutelares de la cosmología andina. Esta forma de ofrenda a la Madre Tierra, es preparada de diferentes maneras y de acuerdo a las exigencias de cada persona, pues los elementos que se incluyen representan por ejemplo peticiones de salud, amor, progreso, dinero, ventas, buena cosecha, bienes materiales y otros.
Amalia, que vende en uno de los mercados populares de la Llajta, cuenta que existen mesas de q’oa blancas, que se utilizan para los negocios, el trabajo y la suerte. Esta consta de 12 misterios (pastillas cuadradas grabadas con determinadas imágenes), incienso, copal (resina de planta), canela, romero, hojas de coca y dinero de papel para llamar a la abundancia.
También están las q’oas preparadas con sullos (fetos de llama) y algunas mesas específicas para pedir por el ganado, los cultivos, empresas, etc.
Las mesas se arman sobre un papel blanco rectangular y algo de q’oa esparcida que se cubre con hebras de algodón. No pueden faltar los confites multicolores, vino tinto, cohetillos y amuletos para la buena suerte.
El martes de Carnaval es el día destinado a la ch’alla. En las calles, mercados, casas y en las celebraciones de las provincias se vive con mucha fuerza este llamado a la Madre Tierra; primero como un agradecimiento por todo lo recibido y claro, con el permanente pedido de prosperidad. Y aunque muchos critican el derroche, no se puede negar que la fe y la esperanza son los motores de esta práctica cultural.
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