Sunday, November 1, 2015

Día de Todos Santos y Día de los Difuntos

Según el Teólogo Francisco Ramírez, sacerdote de la parroquia de La Inmaculada Concepción, los orígenes de la solemnidad de Todos Santos parten de la dedicación al culto cristiano del Panteón de Roma, un templo en el que tanto griegos como romanos consagraban a sus dioses.

“Los cristianos entraron en esta sintonía, dice el teólogo, al vivir con una cultura tan cercana, también tuvieron tumbas y cementerios. Se dijo que muchas veces los cristianos bajaban a celebrar la cena del Señor, junto a sus difuntos para recordarlos. Tanto la celebración como el deseo de venerar y celebrar a los difuntos es bastante antigua”.

La fijación del 1 de noviembre para celebrar esta fiesta se produce en el siglo IX, extendiéndose por todo el Imperio franco-germánico bajo el pontificado de Gregorio IV, (827-844). La Iglesia Católica tiene unos 7.000 santos.

En la época medieval había un monasterio muy reconocido en Europa, que fue una de las fuentes de la sabiduría religiosa, filosófica y litúrgica que la iglesia tuvo. El monasterio del Santo Abad Odilón de Cluny percibió la piedad popular en forma muy personal y expresiva, mucha gente que iba allá rendía culto a sus difuntos.

De forma interna, se estableció la regla de que todos los monjes puedan tener un día determinado para el homenaje a los difuntos. Luego, el monje Isidoro de Sevilla mandó en la “Regla de los Monjes” que el día de Pentecostés se celebre el Santo Sacrificio de los Fieles Difuntos.

En 1915, el papa Benedicto XV extendió este privilegio a toda la iglesia, con el fin de tener una misa especial para los difuntos, siguiendo las normas de 3 divisiones: una misa de víspera, una al mediodía y otra en la noche. Es allá donde se institucionalizó y se oficializó esta conmemoración que luego se expandió por toda Europa. La Liturgia Romana fue introducida en el siglo XIV.

DÍA DE LOS DIFUNTOS

Se escogió el día 2 de noviembre como Día de los Fieles Difuntos por la proximidad con la fiesta de Todos Santos. Este día es feriado, está consagrado internacionalmente por su intencionalidad del encuentro con las almas de los seres queridos que se fueron.

De este modo, las dos fiestas que casi se juntan en el calendario, el 1 y 2 de noviembre como Todos Santos y Día de los Difuntos, respectivamente, tienen un origen en el cristianismo antiguo.

Para el sacerdote, teólogo, la creencia de que los espíritus llegan a la tierra en el Día de los Difuntos, puede adjudicarse a lo que se conoce como purgatorio, pues las penas se purgan en un lugar intermedio entre la tierra y el cielo.

LA VISIÓN ANDINA

El antropólogo Freddy Eliseo Michell, director de la Carrera de Antropología de la Universidad Mayor de San Andrés, asegura que en estas fechas se pretende hacer una reminiscencia de algo que ocurrió antes, un símbolo que se asemeja a la Santa Cena Católica, en especial con el vino y el pan, expresado en formas humanas, como las tantawawas, o niños de pan.

Esta manifestación marca el elemento de la etnicidad, que significa marcar la diferencia de una cultura frente a otra. Con el “pan para todos” se refleja de cierta forma el cuerpo de Cristo y se recrean las perspectivas culturales, siempre reclamando el derecho a la diferencia y manifestación.

Existen parientes regionales de la fiesta de Todos Santos y Día de los Difuntos. Los orígenes de la manifestación, se dieron simultáneamente en las poblaciones quechuas, aimaras, ururs y entre los 3 grupos hay diferencias, al igual que entre cada uno y todo esto tiene que ver con un hecho eminentemente católico. Ambas corrientes, católica y andina, se van a yuxtaponer, no existe el sincretismo.

Las fechas religiosas coinciden. Sin embargo, en Todos Santos y en el Día de los Difuntos se busca recrear elementos de la cultura andina con toda salvedad de heterogeneidad, son sumamente diferentes.

En el marco de la globalidad, heterogénea y lo que se dio en conjunto a la Iglesia Católica, la tradición es hacer una mesa para que llegue el difunto.

Existen tradiciones diferentes en Bolivia para recibir al difunto, según las costumbres de las familias y las regiones. Algunos lo reciben hasta el tercer año y otros hasta el séptimo. El primer año tiene una significación diferente a los demás.

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