Desde la intimidad de un domicilio, hasta lo popular de un cementerio, la festividad de Todos los Santos en Tarija generó un importante movimiento en la sociedad,
que se dio tiempo para recordar a sus seres queridos de distintas maneras, acorde a las tradiciones de cada lugar. Las mesas de ofrendas, con los alimentos preferidos del difunto, y flores de vivos colores marcaron la despedida de las almas.
El administrador del Cementerio General de Tarija, Ariel Zamora, informó que más de 20.000 personas visitaron el campo santo durante el domingo y el lunes por la festividad de Todos los Santos, actividad que aseguró se desarrolló sin inconvenientes, gracias a las entidades e instituciones que participaron, y a la población.
Es así, que en la jornada del domingo 1 de noviembre, desde horas 07:00 de la mañana, uno a uno familiares fueron llegando al cementerio general, con ornamentaciones para sus tumbas, nichos o mausoleos, que fueron llenándose de color en el transcurso del día hasta llegada la noche.
Escenas de gente pensativa, algunos solitarios y más que todo en familia, se veían en el cementerio. Hubo muchos niños presentes, que aprovechando que sus padres charlaban en torno a las tumbas, jugaban a sus anchas por el lugar.
Aproximadamente 200 efectivos del Comando de la Policía Boliviana, más unos 30 de la Guardia Municipal, se encargaron de vigilar el cumplimiento de las normas, mientras que se vio además funcionarios de la Intendencia Municipal, del Departamento Municipal de Aseo de Tarija (Demat) y la Cooperativa de Servicios de Agua y Alcantarillado de Tarija que colaboraron acorde a sus funciones.
Sin duda la diferencia éste año la hizo el personal de Servicios Eléctricos de Tarija (Setar), que trabajó en las conexiones de luz para mausoleos y nichos, por lo que el cementerio estuvo en su mayoría iluminado, desde horas 21:00 aproximadamente, hasta la media noche, cuando la gente fue dejando el campo santo para irse a sus hogares, tras lo cual volvió la oscuridad.
Ya en la jornada de lunes, 2 de noviembre, nuevamente desde horas 07:00 de la mañana, familiares llegaron hasta el cementerio, que tuvo una importante concurrencia de gente, estando programado el cierre de la actividad a horas 19:00, por lo que a partir de hoy, retornaría a su normal funcionamiento.
El administrador, a tiempo de agradecer a las instituciones que cooperaron, dijo estar sorprendido por el buen comportamiento de la gente, que a diferencia de anteriores años, respetaron más la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas lo que sirvió para rescatar el sentido de la tradición. “Se registraron solamente dos casos de decomiso, uno de chicha y otro de singani”, agregó.
Durante las dos jornadas, fue evidente el movimiento comercial que implica la actividad, pues se vio comercio de cosas propias de la festividad como flores, velas, guirnaldas, motivos religiosos, y otras, como adornos decorativos para el hogar, juguetes, comida, etc. Por otra parte, surgieron los “decoradores de tumbas”, quienes por 5 bolivianos alquilaban una escalera para los nichos más altos, y por 10 decoraban cualquier tumba.
Todos los Santos rural
En las comunidades tarijeñas, Todos los Santos se vive de una manera distinta. El domingo, las familias en sus casas se dieron a la tarea de preparar mesas, llenas de alimentos y bebidas, que en vida le gustaban al difunto, para que éste se sirva a la hora de almuerzo, los platos que quiera.
En algunos casos los preparativos en el campo empezaron días antes, ya que la ornamentación en su mayoría es elaborada artesanalmente, mientras que platos como el chancho al horno, o las masas, requieren de mayor tiempo para su preparación.
Una vez servida la mesa, que se adorna con fotografías del fallecido en algunos casos, los familiares se sientan a compartir alguna bebida al rededor. En caso de tratarse de “un alma nueva”, que es cuando se tiene un fallecido reciente, la familia recibe visitantes, a los que trata como un miembro más. Así, transcurren el domingo, y llegada la noche, dejan sola la habitación, con la creencia de que el difunto vendrá a visitarlos.
Una vez llegado el día lunes, a media mañana, nuevamente los cuartos donde se prepararon las mesas, se abren, para continuar con la conmemoración al fallecido, esta vez con un tono menos nostálgico, se deja a los niños probar algo del banquete preparado. Luego, se levanta la mesa, para dirigirse a los cementerios comunales donde visitan y adornan las tumbas de sus muertos, para despedirlos hasta el próximo año.
El evidente negocio tras la festividad
Durante las dos jornadas, se vio movimiento comercial, en puestos que exhibían cosas propias de la festividad como flores, velas, guirnaldas, motivos religiosos, y otras, como adornos decorativos para el hogar, juguetes, comida, etc.
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