Tras una bendición en una de las puertas laterales del templo del Cementerio General de La Paz, las ñatitas (cráneos humanos) y la Santa Muerte de México se unieron ayer para celebrar su día.
"Hemos traído por primera vez a la Santa Muerte, una imagen a la que también hoy (ayer) se rinde culto en México, para que comparta con nuestras ñatitas la celebración de su día”, relató ayer Josue Gonzales, uno de los creyentes de la veneración a las calaquitas.
En un espacio de uno de los jardines de la parte trasera del cementerio estaba la imagen de la también conocida como "flaquita”, un esqueleto de unos 50 centímetros, vestido con una túnica amarilla, "es el traje de la virgen”, dicen. En un brazo sostenía una bola que simboliza al mundo y en la otra un hacha.
A sus pies, 20 ñatitas estaban expuestas para que los creyentes les ofrezcan cigarrillo, coca, dulces, flores, guirnaldas y velas. La mayoría tenía una gran cantidad de coca y flores a su alrededor.
En medio de diferentes tipos de música que tocaban las bandas y los kantus, Josue contó que él, hace más de una década, tenía cuatro ñatitas, heredadas de sus bisabuelos, pero a medida que pasaron los años la gente le regaló otras. "Ellas son como mis hermanas”, afirmó, al comentar que las ñatitas "cuidan la casa” y ayudan a la gente a encontrar a deudores, ladrones e incluso al estudio de los universitarios.
¿Ella también colabora? pregunta un creyente, que un poco tímido enciende un par de velas en el suelo. En tanto, un par de jóvenes se acercan a colocar un poco de mixtura de flores blancas, rezan y se alejan.
A unos pasos, doña Susana Tórrez, también tiene a su "flaquita”, que viste un traje negro. Ella está al centro de sus "wawitas (ñatitas): Fernando, José María e Isidro”, quienes ayudan a la familia. "Les pedí que sanen a mi esposo que tuvo embolia. Lo curaron, ahora está sanito” relató.
Contó que la Santa Muerte la acompaña dos años, pero ayer la llevó por primera vez al cementerio para que celebre junto a las ñatitas su día. "Ella también es milagrosa si le piden con fe”, agregó.
Ambas "flaquitas” recibieron ayer agua bendita en la bendición comunitaria que realizó uno de los diáconos de la iglesia del campo santo, José.
Además, junto a las miles de ñatitas que fueron llevadas por sus creyentes a la iglesia del cementerio escucharon la lectura del Evangelio, de voz del sacerdote. "Estas calaveras deben estar enterradas en el campo santo. No deben venerarlas”, afirmó el padre al concluir la ceremonia.
Por su parte, el diácono contó que desde 2006 está prohibido celebrar misa, pero este año se leyó el Evangelio.
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