Dos t’anta wawas de un metro adornan la mesa de difuntos de la Feria de Todos Santos. El evento se inauguró ayer en la Plaza Mayor de San Francisco con una variada oferta de masas características de la fecha. El tamaño de los muñecos de pan depende del tiempo que ya no está en el mundo el alma que se homenajeará el 1 y 2 de noviembre.
Cada puesto aportó con maicillos, t’anta wawas, bizcochuelos, panes en forma de escaleras o caballos a la mesa de difuntos de tres metros que se armo en el centro de la plaza. Antes, las vendedoras inauguraron la feria con un brindis, junto a autoridades ediles.
"Esta es una mesa armada por las vendedoras de la feria en homenaje a los muertos. Para ellos hemos hecho dos t’anta wawas, hombre y mujer, que cubren toda una lata. Es lo más grande que podemos hacer ”, explicó la dirigente de las artesanas panificadoras, Lourdes Vásquez.
El tamaño de las t’anta wawas
De acuerdo a la tradición andina, las t’anta wawas son los panes con formas humanas y caretas de yeso que representan a los difuntos. Son el complemento esencial para armar la mesa de bienvenida a las almas de los muertos que llegan al medio del 1 de noviembre. Al día siguiente, en su despedida, se recuerda la festividad de Todos Santos.
"Representan a los difuntos que llegan, a su alma. Su tamaño va a depender del tiempo que ha pasado desde que murió la persona”, afirmó Rosmery Layme, quien vende masitas de Todos Santos desde hace 10 años. Si ha pasado de uno a tres años de la muerte del ser querido -aseguró- las t’anta wawas en la mesa deben ser más grandes. El tamaño del pan disminuye después de los tres años de la muerte.
A las vendedoras de la feria hacer las dos t’anta wawas que exponen les tomó ocho horas entre la preparación de la masa, el horneado y la decoración.
Masas para las almas
Cerca de 30 puestos conforman la Feria del Pan de Todos Santos, que se realiza en La Paz hace una década. "Por lo general el 1 de noviembre viene la mayor parte de los compradores”, dijo Layme.
"Me gustan mucho las masitas. En mi hogar no somos creyentes pero igual compramos y preparamos las masitas por tradición”, explicó Jonny Fernández, un universitario que compró maicillos para su familia.
El director de Promoción y Producción Cultural de la Alcaldía de La Paz, Andrés Zaratti, explicó ayer que el municipio tomó previsiones desde hace tres semanas para garantizar la calidad de los productos de la feria.
Las vendedoras aseguraron que sólo venden pan horneado una noche antes. "Si pasa del día se vuelve duro. El comprador nota eso y luego no va a querer comprar más; por eso nos encargamos de tener sólo productos frescos. Para eso hay que trabajar en la noche”, contó Lucy García, una de las vendedoras que preparaba la mesa principal de la feria.
Hay productos para todos los bolsillos. Las t’anta wawas cuestan desde uno a 60 bolivianos, dependiendo el tamaño y la complejidad de los adornos.
El director de Promoción y Producción Cultural afirmó que la tradición de las masitas debe continuar pues así mantenemos viva nuestra historia.
Además aclaró que Bolivia y México son de los pocos países que mantienen estas tradiciones. "Es algo que debemos avivar”, dijo.
Costo de las masas
T’anta wawa Desde un boliviano hasta los 60 bolivianos, según el tamaño.
Maicillo Desde 50 centavos hasta un boliviano.
Bizcochuelo El costo depende del tamaño y oscila entre tres o 10 bolivianos.
Galletas Se venden a tres por un boliviano; y por paquete a 15 bolivianos. La novedad son las decoradas.
Suspiro La unidad cuesta entre 0,50 y un boliviano.
Vendedoras ofrecen pan y tradición a la gente
"Yo me ocupo de enseñar lo que significa cada masita. Es parte de mi trabajo”, aseguró Ruth Gonzales, quien vende de pan de Todos Santos desde hace ocho años. Como ella, muchas panificadoras se han convertido en transmisoras de las tradiciones.
Con una sonrisa y con mucha paciencia, las comerciantes de Todos Santos, explican el significado de cada producto a los compradores. "Algunas veces son extranjeros y otras son nacionales los que vienen. Siempre me preguntan el significado de cada cosa y yo tengo que saber porque de eso vivo”, explicó Gonzales, quien participa en la feria que también se instaló ayer en el atrio de la iglesia La Merced.
Allí, una veintena de artesanas ofrecen bizcochuelos, maicillos, panes en forma de escalera, toros o caballos y t’anta wawas de todos los tamaños para la mesa.
Algunas de las vendedoras recibieron el conocimiento de sus mamás o abuelas. Ese es el caso de Shamel Espinosa, de apenas 14 años. "Trabajo aquí por acompañar a mi familia. Mi abuela vendía masitas y yo iba con ella. Así he aprendido. Ella está en el cielo ahora, pero me toca a mi seguir sus pasos”, contó.
Junto a su mamá, Shamel vende en la Feria de Pan por Todos Santos, ubicada en la Plaza Mayor de San Francisco.
La exposición del significado y las creencias entorno a cada pan atrae a los turistas. "Mis masitas han llegado hasta España. Vienen los turistas y hacen embalar las t’anta wawas para mostrar allá. Eso me hace sentir orgullosa de mi tradición”, aseguró la feriante Rosmery Layme.
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