El responsable de la Unidad de Usos y Costumbres del Municipio, Juan Luis Ballón, aseguró que el armado de una mesa para recibir a las almas y cumplir con la tradición de la festividad de Todos Santos cuesta entre 400 y mil bolivianos, sin embargo, aclaró que lo que más vale es la fe con que se realiza el acto.
De acuerdo con el experto en el tema, estos montos varían según los tres primeros años desde el fallecimiento ya que se debe recordar con una mesa especial al familiar que murió recientemente. El primer y segundo año de luto se tiene una mesa especial, sin embargo, no es tan primordial que la misma que se arma en honor a su muerte tenga que ser por demás completa.
Mientras que el último año, el tercero, sí es prioridad, debido a que es considerado de los más importantes por la tradición y tiene un carácter especial porque con el mismo terminaría la obligación de los familiares de poner la mesa especial, mientras que posteriormente sería de manera normal.
“El primer año casi no se hace mucho gasto, es por eso que módicamente se invierte en algo de harina para efectuar las masitas, pero siempre con todos los alimentos en comida, frutas y hasta algunas de las bebidas que le gustaba al difunto, porque es una sola vez al año que se le recuerda con este especial motivo, por lo que debe ser con todos sus gustos”, manifestó.
Mientras que el tercer año, que es conocido también como la gestión de la despedida, se hace de la misma manera, pero con más abundancia y con todos los productos que se ha tenido durante los dos años anteriores, por lo que, en cuanto al monto económico que se invierte, es superior al de los dos años anteriores.
En la oportunidad y en la mayoría de los casos para efectuar el pan de Todos Santos, según Ballón, generalmente se utiliza por lo menos de uno a dos quintales de harina, a lo que se suma las cañas, fruta, flores, la comida de preferencia del difunto y otras masitas, lo que, a consideración de la autoridad municipal, hace que en muchos de los casos sobrepase la inversión de mil bolivianos.
“Lo más importante en una mesa de alma es la comida que con preferencia en todas las casas se pone tres tipos de comida, como el ají de arveja, ají de papaliza y otros que le gustaba al difunto, pero que con exclusividad deben ser platos de preferencia o aquellos que le gustaba en vida”, explicó Ballón.
Sin embargo, para el responsable de Usos y Costumbres del Municipio, lo más importante en todos estos casos, para la familia, debe ser la fe que pone cada uno de los familiares en el armado sin importar mucho el monto económico que fuera invertido para implementar la mejor de las mesas.
LLEGADA DE ALMAS
Otro de los detalles que se debe tomar en cuenta es que el día que llegan las almas, según la creencia, son esperadas al mediodía de cada 1 de noviembre, momento desde el cual comienzan a compartir todo lo que se ha puesto en la mesa y otros productos hasta el día siguiente, jornada que se conoce como el día del despacho o la despedida, también a la misma hora pero con la diferencia de que se visita los cementerios donde fueron enterrados sus familiares difuntos.
“Finalmente para nosotros del mundo aymara, la llegada de las almas de nuestros seres queridos nos permite compartir una vez al año con nuestros familiares que los hemos perdido aquí en la tierra y no solamente es la presencia de los espíritus de ellos, sino también Todos Santos es para compartir con los vecinos, con los amigos de aquellas personas que se fueron al más allá, porque no interesa lo mucho o lo poco que puedes ofrecerles sino es estar junto a ellos”, finalizó Ballón.
DATOS
Se recomienda que en la mesa de recibimiento a las almas no deba faltar:
Las tantawawas, diferentes masitas, como bizcochuelos y galletas, además de dulces, flores, cañas, llamas, pasankallas, cebollas, plátanos, sandías, naranjas, piñas, refresco, flores, coronas, escaleras y caballos. Asimismo, no se debe olvidar la comida y bebida preferidas de las personas fallecidas.
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