Todos Santos es una festividad en la que los creyentes se preparan para la visita de los seres queridos, que transitan del mundo de los muertos al de los vivos.
Los preparativos giran en torno a los gustos que en vida tuvieron los visitantes, y uno de los placeres que se complacen es el de los dulces.
La familia Garnica-Arcos es especialista en la elaboración de dulces para estas fechas. Una receta centenaria y la creatividad de los miembros más jóvenes de la familia hacen que su taller sea uno de los más solicitados en Cochabamba.
Según cuenta Larry Garnica, la tradición familiar de realizar los dulces se heredó desde sus bisabuelos Agueda Borda y Tomasa Frías, que lo hacían, como el resto de las familias de la época, para sus propias mesas.
La familia en ese entonces se ocupaba en fabricar ataúdes. De esta actividad surgió la idea de elaborar féretros de dulce en miniatura, algo muy novedoso para ese entonces, y de esta manera fue naciendo el taller.
Ahora la familia va en la quinta generación que se dedica al taller, cuenta con 25 integrantes que todos los años aparta, del resto de sus actividades, el mes de octubre para elaborar los dulces.
Elaboración
La jornada de la familia Garnica-Arcos comienza a las seis de la mañana y concluye pasada la media noche.
Larry Garnica comparte el proceso de elaboración: "diluimos un quintal de azúcar en una olla grande, y de eso vamos sacando porciones y vamos pasando al batán y del batán se va mezclando para poder tener más consistencia y traerlo a la mesa para poder moldearlo".
Una vez en la mesa los ágiles dedos de la persona que moldea la ardiente masa entran en una batalla contra el proceso de enfriamiento, que endurece el dulce, para poder materializar el pedido de sus clientes.
La familia tiene tanta destreza en moldear, que una canastita tradicional la realizan en 20 segundos.
Este año usaron alrededor de 170 quintales de azúcar para cubrir el pedido de 120 mesas y el resto de los dulces tradicionales que ofertan en su taller.
"Hay creencias de que vienen las almas a ver qué dulce (les preparan) porque a veces se caen los dulces de la mesa", cuenta Larry Garnica, sin miedo y como anécdota de esta actividad familiar centenaria.
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